Afganistán: ¿el Vietnam de Obama?

Tres atentados casi simultáneos - reivindicados por los talibanes-contra sedes gubernamentales en la capital afgana causaron ayer 26 muertos y 55 heridos, la mayoría civiles. Ocho kamikazes perdieron también la vida debido a la explosión de sus propias bombas o por disparos de los agentes. El modus operandi fue similar al empleado por los terroristas en la ciudad india de Bombay, en noviembre pasado.

Estas acciones son una prueba de que la insurrección islamista se intensifica, en unos momentos en que el presidente de EE. UU., Barack Obama, quiere revisar la estrategia en Afganistán - una prioridad en política exterior-y enviar más tropas estadounidenses a Afganistán para apoyar a los 70.000 militares de las dos fuerzas internacionales que operan en el país, las de laOTAN y la dirigida por Washington.

El ministro afgano de Interior, Hanif Atmar, informó a la prensa de que los asaltantes lanzaron sus ataques previamente sincronizados en dos minutos. A las 10.05 h, un terrorista a pie atacó el Ministerio de Educación y fue abatido por los guardias de seguridad; su bomba estalló sin herir a nadie.

Un minuto más tarde, en el norte de Kabul, dos terroristas asaltaron la sede de la dirección de prisiones. Se abrieron paso matando a dos vigilantes y, ya en el interior, hicieron estallar los explosivos que llevaban adosados, matando a civiles y policías.

Poco después, otros cinco insurgentes entraron en el Ministerio de Justicia, en el centro de la ciudad, asesinando a un soldado y a un vigilante. En el interior abrieron fuego indiscriminadamente dando muerte a varios empleados antes de caer por la intervención de la policía. "Corrían alocadamente por los pasillos", contó un cocinero del Ministerio refiriéndose a los asaltantes.

"Hemos apuntado a la Administración penitenciaria y al Ministerio de Justicia para vengarnos de los malos tratos sufridos por los talibanes presos", comunicó, por teléfono, Zabihullah Mujahid, portavoz talibán. Agregó que 16 kamikazes habían entrado en la ciudad y que "los supervivientes esperaban órdenes para atacar otros edificios públicos".

Lejos de la capital continuaba el rosario cotidiano de violencia. Ocho guardas de seguridad afganos murieron en dos explosiones de bombas casi simultáneas contra sus vehículos en el sur del país. Hasta hace dos años los talibanes no atacaban Kabul. Pero las acciones terroristas han ido expandiéndose y, los talibanes, ganan terreno en todo el país.

Para analizar la situación, el enviado de Obama a la región, Richard Holbrooke, es esperado hoy en Kabul. El político se enfrenta a un cúmulo de problemas, entre ellos intentar que Pakistán combata a los talibanes y respaldar al Gobierno afgano para que acabe con la corrupción y el narcotráfico en auge que corroen el país.

En este marco, no sorprende la declaración de Holbrooke: "Afganistán será un desafío más arduo que Iraq". Tampoco es de extrañar que el último número de la revista Newsweek dedicará un largo artículo a Afganistán titulado "El Vietnam de Obama".

12-II-09, red/agcs, lavanguardia