´La charia se extiende´, Eulàlia Solé

Nos enteramos de que en Pakistán los talibanes se han adueñado de la región de Malakand y han impuesto la charia, la ley musulmana. Fundamentada en las enseñanzas del Corán, la charia legisla sobre el matrimonio y la poligamia, los derechos de sucesión, el vestido femenino, la venganza en forma de ley de talión. La charia, como ley canónica del islam, configura la Constitución de los estados islámicos, se trate de Irán, Arabia Saudí u otros, siendo así que ejerce funciones legislativas y ejecutivas, islamizando todas las instituciones. Malakand, en el norte de Pakistán, no es un Estado, pero sí un territorio donde viven tres millones de personas, y sin duda serán las mujeres las que más sufrirán el azote de la charia.

Por lo pronto, la educación femenina ha sido proscrita, y en consecuencia, las existentes escuelas para niñas han sido cerradas. El pacto entre el Gobierno de Pakistán y los guerrilleros talibanes supone una terminante concesión a la teocracia, lo cual significa que los juristas musulmanes no son primordialmente especialistas en derecho, sino teólogos que interpretan a su albedrío un libro sagrado, el Corán.

Hay que preguntarse de qué han servido o sirven dos grandes guerras: Afganistán e Iraq. Aún guardamos en la retina las imágenes propagandísticas de hace unos años, cuando parecía de Estados Unidos había vencido a los talibanes afganos. Mujeres con la cara descubierta y maquillándose como símbolo de una supuesta libertad conquistada para todo el país. Sin embargo, la realidad se traduce en miseria, atentados y mujeres caminando enfundadas en su burka. Los talibanes no sólo no han sido erradicados en Afganistán, sino que ensanchan su poder en la región.

En cuanto a Iraq, a la violencia y la pobreza hay que sumar fraudes como el divulgado por Avui (17/ II/ 2009). Es una estafa que involucra a altos cargos militares estadounidenses, investigados por las autoridades ante el desvío de 50.000 millones de dólares destinados a la reconstrucción de Bagdad, donde, según ironiza la cronista, se ven pocas grúas.

El fracaso de ambas guerras, emprendidas por EE. UU. y aliados, es tan evidente que ni un mea culpa sempiterno merecería el perdón. La extensión de la charia viene a ser uno de los muchos marchamos del fiasco, y no precisamente el menor.

20-II-09, Eulàlia Solé, socióloga y escritora, lavanguardia