´Hedor Bermejo´, Xavier Bru de Sala

Hay dos formas, en política, de pagar escándalos. Al contado o a plazos. Cuando intervienen los jueces no hay forma, por su lentitud, de pagar al contado. Pero cuando a uno le pilla la prensa, entonces corresponde al atrapado o su superior optar entre el fuego lento o la llama intensa. El primero es más soportable, el segundo es breve. ¿Cuál es peor? No hay manuales. Depende de las circunstancias, también de las venideras, que no siempre responden a las previsiones. A veces ocurre que, habiendo optado por pagar a plazos, el deudor queda atrapado en su decisión, la llama crece pero ya no está en condiciones de pagar al contado y sacarse el problema de encima.

Que el ministro Bermejo es un cadáver político es casi lo único que está fuera de duda en la ciénaga de la política española. Lo siguiente que se puede decir es opinable, pero tal vez compartan la opinión según la cual Zapatero acaba de perder la oportunidad de presentarse a la opinión pública como alguien capaz de enfrentarse con coraje a un problema. Ya de modo irreversible, ha adoptado su segunda naturaleza de zorro. ¿Ha visto alguien liderar a un zorro? Nunca. La naturaleza zorruna y el liderazgo son del todo incompatibles. Pero no encontrarán en ninguna narrativa, ni en la de los politólogos, la menor insinuación contra la capacidad de supervivencia de los zorros. No son deseables, están en las antípodas de cualquier manual de ética, pero no hay quien los pille.

Zapatero ya no pretende convencer. Se limita a usar su poder y su experiencia para mantenerse en el sillón el mayor tiempo posible. Cuenta para ello con un líder de la oposición que despierta mayores recelos aún. Si le temiera, si contara con que Rajoy es una verdadera alternativa, habría intentado retomar el disfraz de líder - o si prefieren una expresión más suave, reencontrarse con su perdida naturaleza de líder-.Pero en el juego de la alta política, donde la bajeza suele campar a sus anchas, la situación del rival es uno de los principales motores de las actitudes y decisiones. Así que, al hilo de lo expuesto, bien puede defenderse que la debilidad de Rajoy ha contribuido a salvar a Bermejo de una fulminante destitución (o de una tajante orden de dimisión, es lo mismo pero con maquillaje de dignidad).

Cuentan en la Moncloa con que el fuego judicial asará al PP hasta cargarse tanto a la actual cúpula como a la alternativa, la ex Esperanza de los medios rabiosos, de modo que por mal que les vayan las cosas se encaminan a un tercer mandato porque las lesiones impedirán al rival jugar el partido. No les extrañe que, dentro de unos meses, o tal vez semanas, el zorruno presidente plantee una crisis de Gobierno que afecte a unos cuantos ministerios, aunque sólo sea para disimular el hedor del gran cadáver de la cacería.

23-II-09, Xavier Bru de Sala, lavanguardia