´La economía ecológica´, Joan Martínez Alier

La ciencia económica estudia los mercados y los precios. Según sea la oferta y la demanda, y según la forma del mercado, así serán los precios. Cuando sumamos las cantidades intercambiadas multiplicadas por los precios, tenemos algo así como la "cifra de ventas" de la economía. Si tomamos sólo los valores añadidos (las ventas menos los costes de materias primas) entonces tenemos el PIB del país (producto interno bruto). Es bruto porque no se le descuenta el desgaste de las máquinas. Si restamos, tenemos la renta nacional.

Ni al PIB ni a la renta nacional no se les resta nada por la pérdida de la biodiversidad y de los servicios gratuitos que nos brinda la naturaleza, ni tampoco se les resta nada por otros efectos negativos producidos. Esos olvidos también se dan en las empresas cuya contabilidad no incluye los daños al medio ambiente o la salud. Dos ejemplos: la Uralita de Cerdanyola del Vallès no aumentó su pasivo a cuenta de los enfermos por el amianto, ni la empresa Rio Tinto incluyó en sus deudas los daños causados por el dióxido de azufre. Así pues, afirmamos que los precios están mal puestos. La contabilidad económica no resta lo que debería restar ni tampoco suma lo que debería sumar como es el trabajo no remunerado en las familias. Pero además criticamos también la doctrina del crecimiento económico.

Si el PIB aumenta, eso está bien en principio (basta comparar el bienestar de España o de Europa en 1945 con el de ahora), pero a partir de cierto punto, los daños no contabilizados sean tal vez mayores que los beneficios. De hecho, hay daños y beneficios inconmensurables, no debemos compararlos en dinero. Además hay psicólogos que dicen que, según sus experimentos, la felicidad no aumenta con el ingreso económico a cierto nivel.

El crecimiento económico requiere insumos mayores de materiales y energía. El petróleo está llegando al pico de la curva de Hubbert. Y la quema de esos combustibles fósiles provoca un cambio de clima. Aumenta por suerte la energía fotovoltaica y del viento, pero mucho habrá que correr para simplemente sustituir la energía del petróleo.

La economía ecológica ve la economía como un sistema abierto a la entrada de energía y de materiales y abierto a la salida de residuos. En las economías ricas debe haber un ligero decrecimiento económico que sea socialmente sostenible.

25-II-09, Joan Martínez Alier, catedrático del departamento de Economía e Historia Económica, UAB, lavanguardia