´La lección de los monjes´, Susana Quadrado

No deja de llamar la atención que los monjes de Poblet quieran instalar una planta solar en el parking del monasterio. Sorprende, porque una creía erróneamente que los monjes se habían refugiado en la nostalgia del pasado. El prior de Poblet, de quien parte la iniciativa, no sólo ha demostrado que la vida monacal no transcurre de espaldas a la modernidad, sino que incluso desde ella se puede hacer gala de una sensibilidad social próxima a la de los ecologistas y contribuir al reto de Kioto. Lluís Maria Torcal, el joven fra Lluc, ha lanzado sin pretenderlo uno de los grandes debates de futuro: ¿es posible hacer compatible el aprovechamiento de las energías limpias, como la solar, con la conservación del patrimonio cultural y natural?

A priori, la idea de instalar una marquesina con placas solares en el parking del monasterio es acertada si los monjes logran la complicidad del territorio. Habría que analizar con detalle la volumetría de la instalación para evitar sorpresas que no se detectan en las réplicas virtuales. Deduzco que el prior habrá hecho los deberes, porque, de lo contrario, no concluiría que la afectación paisajística de la planta sobre el conjunto arquitectónico de Poblet será mínima. En cualquier caso, tengo para mí que los 3.700 m2de techo solar incidirán poco más en el paisaje de lo que ya lo hace un parking de cemento entre cipreses.

No lo entiende así la junta rectora del paraje de Poblet, dependiente de la Generalitat, que se opone de entrada al proyecto. Las principales objeciones proceden de las leyes de paraje natural de Poblet, de 1984, y la de patrimonio cultural catalán, de 1993, que prohíben cualquier tipo de "nueva edificación" - ¿un techo solar es una edificación?-porque rompe la "armonía del paisaje" y limitan que las cubiertas de terraza y los techos inclinados sean de teja "árabe de cerámica".

No se equivoca fra Lluc cuando argumenta que estas leyes se hicieron cuando no existía la conciencia social de recurrir a las energías limpias como fuente alternativa a la obtenida con combustibles fósiles. Hoy el déficit energético en Catalunya y en el resto de España urge resolver el dilema sobre cómo y dónde montar plantas solares o molinos de viento. El paisaje evoluciona, y con él también deberían hacerlo las leyes, con aspectos obsoletos. Tengo la sensación de que vivimos en cierto absurdo, porque la primera interesada en estimular la energía limpia debería ser la propia Administración, buscando la mejor opción caso a caso y bajo tres premisas: mínimo impacto paisajístico, equilibrio territorial y consenso social. En el caso de Poblet, parece lógico que se abra una brecha legal que permita al cenobio de la Conca de Barberà tener su techo solar. Acabe como acabe esta historia, bienvenida sea la lección de los monjes, simbólica, desacomplejada y pragmática.

26-II-09, Susana Quadrado, lavanguardia