´Espaņoleando´, Enric Juliana

Algunos apuntes más sobre el momento, sobre ese instante alargado que antes llamábamos coyuntura. Hay un hilo rojo -rojo y gualdo- que une la coalición de socialistas y populares en el País Vasco con la inminente retirada de las tropas españolas de Kosovo, con el rápido y feliz acuerdo en la Moncloa para saldar los 1.200 millones de la deuda histórica con Andalucía, y con el decreto del Boletín Oficial del Estado que fija en 3x4 metros el tamaño de los carteles del plan E,el vasto programa de obras municipales para dar trabajo temporal a miles de obreros en paro. Hay un hilo rojo y gualdo que intenta zurcir los inquietantes desgarros de la crisis.

Advertido en las elecciones generales de 2008 y vuelto a avisar en los recientes comicios de Galicia y el País Vasco, el PSOE (unitario, lunes y miércoles; plural, martes y jueves; meridional, viernes, sábados, domingos y demás fiestas de guardar) ha decidido sacar brillo a la última letra de sus siglas. En realidad, todo comenzó con la marabunta del nuevo Estatut. En otoño de 2005, cuando España entera parecía sucumbir al fuego combinado del Parlament de Catalunya y de la opa de Gas Natural sobre Endesa (falaz ofensiva que acabó siendo la última carga de la caballería polaca: la Brigada Pomorska al galope contra los carros de acero), las encuestas detectaron un movimiento brusco y profundo: súbitamente, el PSOE se colocaba casi tres puntos por debajo del Partido Popular. Fue un descalabro breve. Duró poco, pero los buenos gabinetes de sociología pronto supieron que habían asistido a un temblor de largo alcance. En los últimos cuatro años jamás ha vuelto a producirse un movimiento de esa naturaleza. Las encuestas hoy le van mal al Gobierno (lo raro sería lo contrario); la Galicia urbana ha emitido una inequívoca señal de protesta; la mayoría parlamentaria del PSOE se ha ido a tomar viento, y el voluntarismo de José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en una singular línea Maginot: no se derrumba, pero es superada a diario por los acontecimientos. Zapatero está mal, pero nadie es capaz de asegurar que el PP vaya a ganar las próximas elecciones europeas por un margen superior al del instante catalán de 2005.

Aquel singular instante, tan profundo, tan revelador, tan ejemplar, generó en el cuadro de mando del PP y de una manera muy especial en el tridente Zaplana-Ramírez-Losantos, la convicción de que era posible levantar a la opinión pública española contra los catalanistas. El teorema era excitante, pero se demostró parcialmente falso el 9 de marzo del 2008: muy consciente de cuál era el juego, la irritación del catalán medio dio la victoria a los socialistas. De ahí los actuales movimientos de corrección del Partido Popular. Y de ahí la lenta y progresiva quiebra del furioso tridente.

Al teorema le faltó finura, pero acertó en la longitud de fondo. Tanto es así que el PSOE está convencido de que sin la marabunta del Estatut hoy dispondría de mayoría absoluta. Para no sucumbir, los socialistas necesitan mantenerse fuertes en Andalucía (he ahí el pronto pago de la deuda histórica) y ganar terreno en Madrid y Valencia, pese a su escandalosa debilidad en ambas comunidades (la federación socialista madrileña es uno de los grandes desastres de la historia de España). Los motivos de desgaste de la derecha en Madrid y Valencia son públicos y notorios estos días. En este cuadro general, el País Vasco se convertirá en el gran escaparate del plan E. Escaparate que la ministra Carme Chacón ha querido adornar con unos soldaditos repatriados del Kosovo secesionista, sin calibrar algunos malhumores. Parece que Barack Obama no va a ser san Martín de Porres.

(Llegados a este punto, el lector de ´La Vanguardia´, muy bien informado ayer sábado por Jordi Barbeta de la entrevista ´discreta´ del presidente Zapatero con Joan Puigcercós en la Moncloa, puede que se pregunte: ¿cómo cuadra toda esta enrevesada historia del hilo rojo y gualdo con el intento de acercamiento del PSOE a ERC. La entrevista, amigo lector, se produjo el día 17. Era martes. Martes. Martes y jueves, ´España plural´.)

22-III-09, Enric Juliana, lavanguardia