Sarkozy se compromete con China a no apoyar a los tibetanos

Francia y China dieron ayer por zanjados cuatro meses de desencuentros y malentendidos diplomáticos que han colocado las relaciones bilaterales entre los dos países bajos mínimos.

El relanzamiento de las relaciones bilaterales entre los dos países sólo ha sido posible después de que Francia se haya comprometido a no apoyar las reivindicaciones de Tibet.

"Francia considera plenamente la importancia y la sensibilidad de la cuestión de Tibet y reafirma que se somete a la política de una sola China y a su posición según la cual Tibet forma parte integrante del territorio chino, conforme a la decisión adoptada por el general de Gaulle que no ha cambiado ni cambiará", expresa el texto de un comunicado conjunto emitido ayer por los ministerios de Asuntos Exteriores de los dos países.

La nota precisa, asimismo, que "en este espíritu y en el respeto del principio de no injerencia, Francia rechaza todo apoyo a la independencia de Tibet bajo cualquier forma".

Este compromiso entre los dos países marca el relanzamiento del diálogo entre París y Pekín. Éste, sin embargo, no se producirá de forma automática, según se desprende del mismo comunicado. Los dos países han acordado "en el momento oportuno, tener contactos de alto nivel así como nuevas sesiones del diálogo estratégico entre los dos países para promover la cooperación bilateral en los diferentes dominios y asegurar un desarrollo armonioso y estable de la relación franco-china".

Ayer el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su homólogo chino, Hu Jintao, confirmaron la mejora del clima entre las dos potencias con un encuentro en Londres, previo a la cena que mantuvieron los líderes de los veinte países que hoy participan en la cumbre del G-20.

Esta reunión marca el inicio de una nueva era de relaciones bilaterales tras dieciséis meses de desencuentro. El diálogo entre los dos países se tornó prácticamente inexistente desde noviembre del 2008. En aquellas fechas Sarkozy, a la sazón presidente de la UE, se entrevistó con el Dalai Lama en Polonia. China lo interpretó como una intromisión francesa en los asuntos internos del país y respondió con la suspensión de la cumbre con la UE, prevista para el uno de diciembre en Lyon.

La situación se complicó cuando, en enero, el primer ministro Wen Jiabao hizo una gira europea, en la que visitó todos los países fronterizos con Francia.

En febrero, París dió el primer paso para la normalización enviando al ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin a Pekín. Y, para este mes está previsto que viajen a la capital china, además de Raffarin, los ex presidentes Chirac y Giscard d´Estaing con el objetivo de estrechar los lazos entre los dos países.

2-IV-09, I. Ambrós, lavanguardia