´Feria de mujeres hermosas, rosa fina´, Quim Monzó

Precioso, el cartel que Xevi Muntané ha diseñado para la Feria de Abril que se celebrará en el Fòrum de Barcelona a partir del 24 de abril. El juego de colores primarios, la distancia con la realidad: las manos que se multiplican, la piel amarilla, roja y azul de la bailaora... Nunca había visto yo un cartel de la Feria de Abril que no diese grima por caduco o porque, alternativamente, el ansia por desmarcarse de la tradición hacía que cayese en el lado opuesto: una modernidad mal sofrita. Dice Francisco García Prieto - organizador del asunto-que el cartel "demuestra lo particular de esta feria, ya que un cartel así no sería aceptado en muchas otras ferias". Ayer, diarios y emisoras lo calificaban de transgresor. Y, en cambio, de transgresor no tiene nada. Es, simplemente, un cartel que se hace mirar, un excelente cartel que no se supedita a ninguna estética apolillada. Debe de ser eso - el hecho de no caer en la repetición infinita-lo que consideran transgresor. Cuánta caspa debe haber en ese mundo de las ferias regionales si, como dice García Prieto (y estoy convencido de que tiene razón), muchas no lo aceptarían.

En La Vanguardia,en la nota de Luis Benvenuty informando de la feria, había también un detalle que da que pensar: "No se repetirá la proliferación de casetas con iluminación de discoteca y música estilo reggaeton que el año pasado hicieron furor entre los adolescentes sudamericanos". En El Periódico el subtítulo era "Los organizadores piden a los feriantes más música andaluza y menos comercial". Como si andaluza y comercial fuesen antónimos. ¿Acaso no es comercial gran parte de la música andaluza? ¿Acaso gran parte de la no andaluza no tiene nada de comercial? Lo que sucede es que los organizadores apuestan por un retorno a las esencias. Si la Feria de Abril de Catalunya es una clonación o una adaptación de la de Sevilla, y en la de Sevilla lo que ponen es sólo música andaluza, ¿a qué viene que en la de aquí pongan salsa y reggaeton? Para la feria barcelonesa sería una jugada hábil apostar por acoger a la música latinoamericana antes de que surja otra feria que se haga con ese sector de la población. Pero también es comprensible que la música que quieran escuchar sea la suya y no otra, si los que montan la Feria de Abril disfrutan con la añoranza.

Que hagan lo que les apetezca. Pero no quiero ni imaginar lo que opinadores en general y tertulianos en particular dirían si, en vez de ser una fiesta andaluza, fuese una fiesta catalana y sus organizadores pidiesen volver a las esencias y acabar con la salsa y el reggaeton. ¡La de insultos que les lloverían, acusándolos de cerrados, de nacionalistas, de xenófobos, de chovinistas, de poco abiertos, de nada multiculturales, de estrechos de miras, de racistas...! Y aquí acabo porque no me queda más espacio.

2-IV-09, Quim Monzó, lavanguardia