Rita Levi Montalcini, un siglo de dignidad y compromiso civil

Uno de los cerebros más preclaros de Italia, el de la científica Rita Levi-Montalcini, cumple hoy 100 años. La neuróloga, que en 1986 obtuvo el premio Nobel de Medicina, pasará con toda probabilidad el día de su cumpleaños trabajando en su laboratorio, mientras los italianos se felicitan por la buena fortuna de que esta mujer menuda, siempre elegante y bien peinada como las damas de antaño, decidiera no casarse para obedecerse sólo a sí misma y a la ciencia.

Su tesón la llevó a descubrir en 1951, durante sus años en Estados Unidos, el llamado NGF (nerve growth factor,factor de crecimiento nervioso); es decir, la molécula proteica que permite el crecimiento y renovación de las células de nuestro sistema nervioso. Por ese hallazgo recibió el Nobel junto al químico estadounidense Stanley Cohen.


con Emma Bonino y Kady Koita

"El cuerpo puede morir, pero permanecen los mensajes generados durante nuestra vida; por eso mi mensaje es este: creed en los valores", dijo el lunes una conmovida Rita Levi-Montalcini durante el homenaje que se le tributó en el Quirinal, sede de la presidencia de la República.

La científica, que es también senadora vitalicia desde el 2001, ha tenido una vida vibrante y excepcional. Nacida el 22 de abril de 1909 en Turín en el seno de una familia judía de origen sefardí, topó con la mentalidad victoriana de su padre, un empresario que ni siquiera quería que sus tres hijas estudiaran. Pero Rita perseveró, y alos 21 años se matriculó en la facultad de Medicina.

Alumna sobresaliente, concluyó sus estudios en 1936 y empezó a trabajar como asistente universitaria, pero el fascismo se cruzó en su carrera académica. En 1938 Benito Mussolini promulgó las infames leyes raciales, que prohibían a los judíos ejercer en las universidades italianas. Rita no se arredró, e instaló en su dormitorio un laboratorio casero para investigar el sistema nervioso de los embriones de pollo, junto a su maestro Giuseppe Levi. Así pasó la Segunda Guerra Mundial, y en 1947 se fue a investigar a la Universidad de Washington en Saint Louis (Misuri, EE. UU.), donde se quedó treinta años.

De vuelta en Italia, no ha parado. Aunque necesita audífono y lee con lupa, va cada día al Instituto Europeo de Investigación Cerebral en Roma - donde supervisa a jóvenes investigadoras-,escribe libros, da conferencias, participa en congresos, y vela por su fundación para la educación de mujeres africanas. Simpatizante del centroizquierda y laica declarada, lleva una vida metódica que parece ser el secreto de su longevidad, junto a la gimnasia cotidiana de su cerebro privilegiado.

22-IV-09, M-P. López, lavanguardia