´Novicia antes que madre superiora´, Quim Monzó

Por segunda vez, Veronica Lario le ha montado un pollo a su marido, Silvio Berlusconi, por su afición a rodearse de mujeres jóvenes y tontear con ellas. La primera vez fue hace dos años, cuando, en un programa televisivo, Berlusconi le dijo a la espectacular modelo Mara Carfagna algo así como: "Si no estuviese ya casado, ahora mismo le pediría la mano". Lario envió una carta a La Repubblica, en la que ponía a su marido de vuelta y media. Berlusconi le pidió perdón, también por medio de una carta abierta, y las aguas volvieron a su cauce. Por cierto: en la actualidad, Mara Carfagna es ministra de Igualdad de Oportunidades.

El segundo pollo ha sido ahora, tras saberse que - en sus listas para las elecciones europeas del 7 de junio-Berlusconi quiere colocar a actrices, presentadoras de tele y ex candidatas a Miss Italia: Eleonora Gaggioli, Angela Sozio, Camilla Ferranti, Barbara Matera... En esta ocasión, el medio que Lario ha escogido para criticar a su esposo es la agencia de noticias Ansa. Su argumento es que las chicas en cuestión tienen nula experiencia política y que Berlusconi las quiere en sus listas sólo porque son atractivas. Conociendo al primer ministro y viendo cómo le ha salido la jugada en el caso de Mara Carfagna -ministra desde mayo del 2008 y tan panchos los dos-, estoy convencido de que el hombre no debe ni entender los reparos de su esposa. Reparos a los que ella añade uno personal: el domingo pasado por la noche Berlusconi fue a una discoteca napolitana porque una chica que cumplía dieciocho años celebraba una fiesta. Y le duele porque Berlusconi nunca asiste a las fiestas de sus hijos cuando cumplen dieciocho años.

Que, tras tantos años de convivencia, sigan comunicándose por medio de cartas abiertas y declaraciones a las agencias de noticias demuestra que ese curioso método de comunicación entre dos cónyuges funciona. (Vale más eso que nada.) Muchos piensan que, si tan harta está de los devaneos de su esposo, debería pedir el divorcio. Pero da pereza. Sólo imaginar el papeleo... Y, además, hay tantas propiedades por repartir... Por eso Lario se queja, pero no va más allá. Ella misma era actriz hasta que se casó con Berlusconi. Su nombre real es Miriam Raffaella Bartolini, y lo de Veronica Lario es el seudónimo para sus apariciones en cine, teatro y televisión. No triunfó mucho, es cierto, porque encontró a Berlusconi en la flor de la vida. Ella tenía veintitrés años, y era la protagonista de la obra de Fernand Crommelynck El cornudo magnífico,comedia de título sugerente que se representaba en el teatro Manzoni de Milán. Al acabar una de las representaciones, Berlusconi (casado entonces con su primera esposa) se le acercó y en un plisplás se enrollaron. Por eso Veronica Lario critica con tanta autoridad el ansia de su marido por rodearse de modelos y actrices jóvenes. Sabe muy bien de lo que habla.

1-V-09, Quim Monzó, lavanguardia