´Removimiento nacional´, Jordi Barbeta

No es cierto como ha sostenido el ya ex lehendakari Ibarretxe que el pacto entre socialistas y populares que ha hecho posible, después de treinta años, remover a los nacionalistas del poder sea un pacto contra naturam, sino todo lo contrario. En los tiempos en que el relativismo y el cinismo se han apoderado de la política, el acuerdo titulado Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca es seguramente el acto político más idealista y menos partidista que ha alumbrado la democracia española.

Se han impuesto los principios, la convicciones y los sentimientos por encima de la politiquería y las tácticas de vuelo gallináceo que suelen sustentarla. Es cierto que los socialistas se reclaman de izquierdas y los populares de derechas, pero que pacten entre sí en el País Vasco sólo puede sorprender a los que todavía creen que los niños vienen de París.

A diferencia de lo que ocurre por aquí cerca, el pacto PSE-PP no busca algo tan prosaico como repartirse el poder, sino sumar fuerzas en defensa de la única prioridad política que comparten, que, como todo el mundo sabe, no es otra que la nación española.

A Zapatero le habría sido mucho más cómodo pactar con el PNV un gobierno de coalición en Ajuria Enea que le habría garantizado como contrapartida una tranquilidad parlamentaria en Madrid para el resto de la legislatura. Pero España es una nación y para el PSOE nación, como madre, no hay más que una. Y ¿por qué iba a encumbrar el PP a un socialista como lehendakari si no fuera por causa de fuerza mayor?

Los pactos políticos inspirados en un ideal democrático merecen respeto. En este sentido, las dos Españas se han fusionado para garantizar que el País Vasco siga siendo español, pero, como hay que ser amigo de Platón, pero más amigo de la verdad,no se puede obviar que ayer a Patxi López le respaldaron 482.839 votos y a Juan José Ibarretxe, 496.591. Hay 14.752 vascos más que consideran que la nación es Euskal Herria. Ojo al dato.

6-V-09, Jordi Barbeta, lavanguardia