´Nacionalismo lingüístico´, Josep Maria Puigjaner

"El catalán no ha llegado a la plena normalidad", esa es la afirmación que resume el acto que reunió a escritores, directores y actores profesionales de Catalunya. A pesar de lo que establece la Constitución española, las lenguas distintas al castellano (euskera, catalán y gallego) andan aún en dificultades por la presión que ejerce el castellano dominante. Se ha demostrado, eso sí, su gran resistencia: varios siglos de inmersión lingüística castellanista en la escuela no han sido capaces de aniquilar las otras lenguas peninsulares. A menudo, no sólo no reciben el respeto y la protección de los que habla el texto constitucional, sino que se las culpabiliza de atentar contra el castellano en su territorio. Hasta hoy el análisis de la situación lingüística y la exhibición de argumentos en favor de las lenguas hispánicas minoritarias era un asunto del que se ocupaban los defensores de esas lenguas. Hoy ya contamos con un impresionante alegato en su apoyo venido desde la cátedra de Lingüística General de la Autónoma de Madrid. El profesor Moreno Cabrera, a quien hay que felicitar por su documentada y exhaustiva crítica del nacionalismo lingüístico, dice ("Nacionalismo lingüístico", ed. Península, 2008) que el Estado nación español niega en la práctica que España sea plurilingüe. La política nacionalista de Estado excluye a las otras lenguas o, como mínimo, las pone en el camino de la desaparición.

Moreno es taxativo en lo que concierne a la estrategia de la inmersión lingüística: "En el ámbito de la política estrictamente lingüística del Estado central, las medidas de inmersión lingüística en la educación de las comunidades autónomas han de interpretarse como un medio para impedir que las lenguas locales se vean cada vez más reducidas en sus posibilidades comunicativas y se vean devaluadas por la omnipotente y, en muchos ámbitos, todavía única lengua del Estado nación".

En esos 30 años de democracia, ni los sucesivos gobiernos del Estado ni la gran mayoría de los españoles de lengua castellana única se han mostrado propicios a abrazar la pluralidad de lenguas como algo natural, de justicia, como una riqueza apetecible por la sociedad. ¿Vendrá el día en que en todas las escuelas de la Península se educará para la comprensión y la estima de una España plural donde nadie se sienta devaluado, discutido o sospechoso por su opción lingüística?

12-V-09, Josep Maria Puigjaner, escritor y periodista, lavanguardia