´ˇMamá, yo quiero ser popular!´, Magí Camps

A las alumnas de ESO les encanta establecer listas de popularidad. Se considera que un chaval o una chavala son populares cuando tienen muchas amistades de ambos sexos. Evidentemente, es una condición deseable y deseada. Ser popular abre puertas y facilita las cosas en la sociedad escolar. Como en todas partes.

Las revistas para adolescentes lo saben y explotan este deseo. Se nace hombre o mujer, pero unos y otras se forman como tales. Y en este sentido, esas publicaciones son bombas de relojería: las chicas de hoy son las mujeres de mañana. Si tienen hijas adolescentes, acomódense en el sofá y echen una ojeada a las revistas. No las hojeen de pie, por favor.

Está bien que hablen de sus ídolos juveniles (un tal Maxi Iglesias y otro rapaz que se llama Zac Efron son ubicuos, con camiseta mojada o sin ella), también que dediquen páginas y páginas a sus series favoritas y expliquen intimidades de sus protagonistas, aparentando saberlo todo sobre su vida privada. Tampoco es censurable que recomienden una serie u otra en función de lo sexualmente cargaditas que sean: "Se te va a quemar la tele esta quincena. Las series vienen muy calentitas. ¡Cuánto roce!". E incluso es bueno que aborden con naturalidad las relaciones sexuales, con sus tests y consultorios. Esta semana, una revista incluye retractilados unos pendientes y un preservativo. El lote completo.

El consumismo desmesurado es otro dios: "Camisetas mil: no querrás repetir". Y como la clave es la empatización, el lenguaje, de un tono desenfadado y una arroba omnipresente (chic@ s), reproduce las expresiones que ellas emplean.

El problema está en el modelo, en los perfiles que dibujan de las adolescentes. Perfiles que las lectoras consideran adecuados porque se identifican con ellos: o son así o bien aspiran a serlo. Y todo gira en torno a las relaciones con el otro sexo, muchas veces desde un punto de vista dependiente.

Eso es lo más grave. El estereotipo de la relación entre hombre y mujer es el mismo de nuestros abuelos: las chicas de estas revistas están a la última en todo, pero si no tienen chico, no son nadie.

Por cierto: recomiendan series, videojuegos, webs; pero de los libros, ni rastro.

18-V-09, Magí Camps, lavanguardia