´El hielo, las copias y el fabricante de ganzúas´, Pedro Vallín

La gente quiere frío, no quiere hielo -por eso la fabricación de frigoríficos acabó con la industria del hielo-, e igualmente la gente quiere música, no discos. Era la analogía de un bloguero para explicar que no deben buscarse mecanismos de compensación para quienes defienden el viejo modelo de comercio cultural. La batalla dialéctica en internet es fecunda en metáforas para denunciar a la industria cultural por defender un modelo caduco. Otros defienden que la consideración legal del derecho de autor debe de ser modificada de arriba abajo, argumentando que se basa en la venta de copias en un mundo en el que la copia ha dejado de tener ningún valor, porque copiar es gratis. Que el cambio tecnológico se lleva por delante sectores económicos enteros es una obviedad, como acaba de ocurrir con las tiendas de revelado de fotos. El único candidato a presidir la Academia de Cine, Álexde la Iglesia, ya ha dicho que, tal como están las cosas, internet va a barrer al cine y a la televisión, y toca ponerse las pilas para ocupar un espacio en la red, mucho más que ofrecer resistencia al cambio.

Y entre las analogías que circulan estos días por la red, y en relación con el caso de Pablo Soto -un programador al que la Sociedad General de Autores quiere condenar por inventar un programa que sirve para intercambiar archivos y cuyo juicio está pendiente de sentencia-, un internauta subrayaba que los ladrones usan ganzúas para reventar puertas, pero no se puede meter en la cárcel a quien las fabrica, sino sólo a quien asalta el chalet.

2-VI-09, Pedro Vallín, lavanguardia