´Europa sigue viva´, Lluís Foix

Si la interpretación homogénea de unas elecciones europeas fuera posible, los resultados conocidos el domingo indican que los votantes europeos han castigado a los partidos de izquierda, de forma clara en España, Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido. Europa es tanto o más conservadora que antes de las elecciones. Si los causantes de la crisis no podían resolverla, según los carteles rojos con caras cadavéricas que todavía cuelgan en muchas calles barcelonesas, resulta que sí que han recibido mandato para superar la gravedad de la situación.

La corrupción y los escándalos políticos no han pasado factura a los populares en Valencia y en Madrid. Tampoco la manifiesta frivolidad de Berlusconi le ha dado un susto en Italia. Es extraño que las grandes o pequeñas corruptelas sean avaladas en las urnas, dando a entender que los votos lo pueden lavar todo. Pero no es así en el Reino Unido, donde Gordon Brown ha quedado en tercer lugar y tendrá que defenderse de sus propios compañeros laboristas que le quieren echar como primer ministro. El escándalo de los gastos de los diputados le ha costado muy caro a la izquierda británica. Prefiero el modelo anglosajón de accountability,el dar cuentas, que las mangas tan anchas que se visten con tanta alegría y menosprecio a los votantes en las las democracias meridionales.

La abstención es muy preocupante para el proyecto europeo en su conjunto. Pero no es tan catastrófica como algunos euroescépticos nos amenazaban. No es tan grave si tenemos en cuenta que varios países recién incorporados a la Unión Europea no se acaban de creer del todo su pertenencia a las instituciones europeas. La participación en Estados Unidos no suele pasar mucho del cincuenta por ciento. Europa sigue viva a pesar de todo.

Lo que más me inquieta es que Catalunya haya huido de las urnas, nueve puntos por debajo de la media española, sin que exista una explicación coherente. Pero ¿no éramos los más europeístas de todos? Los partidos invitan a una reflexión, pero pienso que hace falta algo más. Es contradictorio que tanto invocar a Europa se traduzca en una participación del 37% en las elecciones europeas. Otra inquietud es la aparición de grupos de extrema derecha en Holanda, el Reino Unido y otros países. Es la consecuencia de la crisis, pero ahí están.

9-VI-09, Lluís Foix, lavanguardia