´Un auténtico amigo de Israel´, Abraham B. Yehoshúa

Un verdadero amigo es aquel U que confía en nosotros, que se preocupa por nuestras necesidades a largo plazo, nos dice con sinceridad nuestros fallos e intenta evitar que volvamos a equivocarnos. Esa es la clase de amigos que yo quisiera tener, y no esos que solamente te dicen que sí de forma automática a todo lo que haces. Desde la gran victoria militar de Israel en 1967 - cuando combatió la grave amenaza que supuso el ataque de los ejércitos de Egipto, Jordania y Siria, países que habían declarado abiertamente su deseo de exterminar al Estado israelí-,podemos decir que Israel entró en una vorágine de ideas de tipo nacionalista, religioso y militar en torno a los territorios ocupados en esa guerra.

En vez de considerar a priori dichos territorios como una moneda de cambio para retar a los países árabes y alos palestinos a legitimar su existencia como Estado y establecer con ellos un acuerdo, Israel - dudando de las intenciones de paz de sus enemigos y de que cumplieran lo firmado en un acuerdo, pero también llevado por un deseo de anexionarse los territorios, en especial, aquellos con un significado histórico y religioso-empezó a construir asentamientos para población civil en las zonas ocupadas llevando a cabo una política de hechos consumados.

Estos asentamientos no tenían ni tienen ningún sentido desde el punto de vista de la seguridad, más bien al contrario, ya que al estar ubicados en medio de las poblaciones palestinas necesitan de una protección especial por parte del ejército y obligan a que muchas unidades militares tengan que hacerse cargo de su seguridad. Además, estos asentamientos se convierten en objetivo de los terroristas. Por otro lado, la existencia de estas colonias aumenta el odio de los palestinos hacia Israel, no sólo porque se les roba tierra y acuíferos y se les imponen unas limitaciones de tránsito y transporte, sino también porque es una forma de decirles que Israel no se irá de esos territorios, ni les dará la independencia aun cuando reconozcan la legitimidad del Estado de Israel y estén dispuestos a vivir en pacífica vecindad.

Tampoco hay que olvidar que estas colonias han recibido del Estado israelí grandes sumas de dinero que podrían haberse destinado a necesidades importantes dentro del propio país. Además, los colonos, que en su mayoría pertenecen al bloque nacionalista-religioso, suelen menospreciar las leyes israelíes y exigen que se les otorgue un estatus especial no sólo con respecto a los palestinos sino también con respecto a los demás israelíes. Y tal y como vemos ahora, parte de ellos ha dejado de reconocer la legitimidad del Estado de Israel.

Lo preocupante de todo esto es que si los asentamientos siguen creciendo será imposible llegar a la solución de dos estados, y tarde o temprano lo que habrá entre Jordania y el mar será un único estado, claramente binacional, que poco a poco se convertiría, debido al mayor crecimiento demográfico de los palestinos, en un Estado palestino con una minoría judía, lo que supondría la liquidación del estado israelí.

Esta posibilidad es algo de lo que ya es consciente la mayoría de los israelíes; en cambio, reaccionan como un drogadicto y son incapaces de levantarse y decir: "Basta ya; cometimos desde el principio un error de base y es necesario repararlo antes de que sea demasiado tarde". Eso fue lo que se hizo cuando se firmó la paz con Egipto y fueron evacuados por la fuerza los colonos judíos asentados en el Sinaí. Y cuando la situación de los colonos de Gaza se hizo insostenible, fue un líder de la derecha del calibre de Ariel Sharon quien obligó a que se evacuase a 9.000 colonos instalados en medio de un millón y medio de palestinos. Fue sin duda un desalojo traumático que dejó cicatrices en ambos lados. Sin embargo, en el caso de Cisjordania, estamos hablando de evacuar a unos 250.000 israelíes, algo que podría llevar a que estallara una guerra civil dentro de Israel.

Todos los países del mundo se han opuesto a la creación de asentamientos judíos, entre ellos, Estados Unidos; pero Washington, aunque podría haber influido para detener su construcción, no se implicó como debería y dejó que Israel, su pequeño aliado en la zona, cometiera un gravísimo error.

Pero ha llegado la hora de la verdad. Y qué bien que un líder sensato y valiente como Barack Obama, sin duda pensando sobre todo en la seguridad de Israel, le haya dicho al Estado judío:

"Basta ya. La construcción de estos asentamientos lo que hace es perjudicaros ahora y en el futuro. E incluso si no creéis realmente en que los palestinos quieran la paz y en que sean capaces de controlar y vencer el terrorismo, y penséis que nunca renunciarán al derecho de retorno de los refugiados palestinos al actual estado de Israel, siempre podréis defenderos a través de vuestras fuerzas de seguridad y no bloquear para siempre la posibilidad de la creación de dos estados ampliando asentamientos que ya en su origen estaban de más".

Con esta llamada de atención, clara y tajante, al Gobierno israelí, el presidente de EE. UU. satisface los deseos de la mayoría del pueblo israelí y además demuestra que es un auténtico amigo de Israel.

21-VI-09, Abraham B. Yehoshúa, escritor israelí, inspirador del movimiento Paz Ahora, lavanguardia