raíz pakistaní del ataque terrorista a Bombay

"Soy culpable y quiero confesar", declaró ayer ante el juez, por sorpresa, Ajmal Amir Kasab, único terrorista superviviente de los atentados de Bombay, que provocaron 175 muertos en noviembre pasado. Más importante aún, Kasab confirmó que el cerebro de la matanza sería el jefe militar de la ilegalizada organización pakistaní Lashkar-e-Toiba (LeT), Zaki ur Rehman Lakhvi, que será juzgado juzgado en Pakistán.

Hasta ayer, Kasab, de 21 años, había negado su participación en la carnicería, a pesar de que su imagen, con mochila y empuñando un fusil ametrallador, había dado la vuelta al mundo. El terrorista incluso había intentado convencer al tribunal de que era menor de edad.

Su repentina confesión de ayer llega cuando se cumplen tres meses de juicio y casi todos los testigos, unos 150, han declarado y han reconocido a Kasab como uno de los dos hombres que la noche del 26 de noviembre abrió fuego a sangre fría en el vestíbulo de la CST Station (antigua Victoria Terminal), una de las estaciones de tren más concurridas del mundo. Este fue el escenario donde se tuvo que lamentar un mayor número de víctimas mortales, más que en los hoteles Taj y Trident-Oberoi o en el centro judío Chabad, secuestrados durante casi tres días por otros miembros del comando.

Kasab explicó ayer que él disparaba mientras su cómplice, Abu Ismail, desde atrás, lanzaba granadas. Casi la mitad de las víctimas en Victoria Terminal fueron trabajadores musulmanes del norte de India. Luego prosiguieron la matanza indiscriminada en el hospital Kama, antes de que Ismail cayera abatido y Kasab fuera detenido. Hoy es uno de los hombres más protegidos de India.

El terrorista habría confesado ante el juez lo que ya habría cantado bajo tortura, aunque luego se desdijo. A saber, que él y otros nueve activistas se entrenaron en Pakistán en campos del LeT, formado por el ejército pakistaní para combatir en la Cachemira india y luego ilegalizado tras el 11-S por sus contactos con Al Qaeda. También que se embarcaron en Karachi y que Lakhvi fue a despedirlos.

Kasav asegura que si no confesó antes fue porque Pakistán, durante meses, puso en duda su nacionalidad. En las últimas semanas Islamabad ha reconocido, a partir de las pruebas aportadas por India, que otros dos terroristas eran pakistaníes.

Las siempre difíciles relaciones entre India y Pakistán no han supuesto un problema para que Washington y Nueva Delhi cerraran ayer un importante acuerdo de defensa. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, concluyó en Bombay una gira de tres días con la firma del documento que permitirá a India comprar armamento sofisticado estadounidense, incluidos aviones de combate. También podrá adquirir reactores nucleares para construir dos centrales. Ha sido a instancias de EE. UU. que India y Pakistán se sentaron a negociar la semana pasada en Egipto.

21-VII-09, J.J. Baños, lavanguardia