´¿Nos toman por tontos?´, Alfredo Abián

La política española está más marcada por el exorcismo exterminador que por la sabiduría sofista. Donde esté un buen alfanje o una navaja trapera, que se quiten instrumentos sofisticados como el bisturí, máxime si cauteriza y no te desangras. El pulso que mantiene el Gobierno socialista con el PP sobre los altos cargos populares implicados en presuntos casos de corrupción constituye el enésimo ejemplo de esta aridez reinante. Parece que ambos partidos se hayan quedado hibernados en el tiempo y sean discípulos del decimonónico George Clemenceau, el político francés que lidió con la Primera Guerra Mundial y para quien la política y las concesiones eran términos irreconciliables. A su juicio, no había que dar ni agua al adversario, porque la más mínima cesión conlleva tu propio suicidio. Por ello acuñó la máxima de que quien vive resiste, y quien no resiste está condenado a ser despedazado poco a poco. Las discípulas y discípulos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy se desbocan con excesiva frecuencia. Tratan de comercializar fraseología de tan baja calidad que, si la analizáramos sólo superficialmente, nos sumiría en un estado cataléptico irreversible. La frontera entre los tópicos y las mentiras patentadas puede acabar siendo una cloaca. Abusan de la sacrosanta libertad de expresión cuando, demasiadas veces, no tienen nada que decir.

8-VIII-09, Alfredo Abián, lavanguardia