´Medusas 0, funcionarios 1´, Francesc-Marc Álvaro

El tío Baixamar, que no parece muy afectado por el calor, se deja caer por el chiringuito y me da dos noticias a bocajarro: disminuye el número de medusas en nuestras playas y crece el número de funcionarios en nuestras administraciones. Ya ven, mientras tomamos precauciones para que la entrañable Pelagia noctiluca no haga de las suyas, el Estado engorda sus plantillas como si la crisis económica y la caída del empleo en la economía productiva fueran metáforas de quita y pon. Los funcionarios crecieron un 2,9% el 2008, el mayor incremento en los últimos diez años. Los altos cargos, que son otra especie, lo hicieron un 7,6%, extremo que ilustra con claridad meridiana el nuevo sentido de la palabra austeridad. Contando empleos de todas las administraciones (central, autonómica y local), se superan hoy, en las Españas, los tres millones de asalariados a cuenta de las arcas públicas. El tío Baixamar, que de joven pudo ser oficial municipal de quintas pero renunció por amor a su barca, está muy desconcertado: "¿No habían dicho que tenemos que apretarnos el cinturón?".

No sé qué decirle. Todas las encuestas a jóvenes estudiantes españoles describen perfectamente lo que hay: la aspiración a un empleo público va muy por delante de otras vocaciones. El colocarse en alguna administración es el gran sueño americano de nuestro paisaje y nuestro tiempo. ¿Y los emprendedores? Búsquelos usted como aguja en un pajar y, si los encuentra, abrácelos con cariño y cuídelos. Las flores exóticas merecen mucha atención. Niño, y tú, de mayor, ¿qué quieres ser? "Funcionario o medusa", contesta la criatura sin dudar, sabedora de que los sindicatos siempre estarán de su lado más que del lado del contribuyente.

Las medusas van y vienen, según la temporada. Son muy suyas. En cambio, el funcionariado sólo se expande, haga frío o calor. Los vientos y los temporales marítimos frenan al acalefo luminiscente mientras las marejadas económicas animan la reproducción de los servidores públicos de todo nivel. La cuestión, como le dijo la madre al hijo, es entrar en el ministerio y, luego, Dios dirá. Hay que seguir la máxima de don Camilo: "Aquí, el que resiste gana". Si el PIB español baja un 1% en el segundo trimestre, la mayor caída de todos los estados de la zona euro, no pasa nada: meteremos hasta a la abuela en la administración y, a continuación, nos declararemos razonablemente optimistas.

El tío Baixamar, que pudo haber sido un funcionario eficaz como hay muchos, sostiene que las medidas del Gobierno contra la crisis semejan esas barras de pan que venden en gasolineras: recién salidas del horno son crujientes, pero al cabo de un rato son incomestibles. Mientras charlamos, una medusa nos escucha desde la orilla. Sospecho que, en realidad, el bicho es un director general camuflado.

18-VIII-09, Francesc-Marc Álvaro, lavanguardia