´ ´Algunos´ ´, Enric Juliana

Ulises le dijo al gigante Polífemo que su nombre era Nadie.Cuando el más listo de los aqueos consiguió escapar de la cueva del cíclope - después de reventarle su único ojo con un palo muy afilado-,el gigantón comenzó a gritar que Nadie le había atacado. Los demás cíclopes le tomaron por loco, de manera que Ulises, el de los ardides, y sus compañeros lograron escapar, a remo, de la isla en la que todo era de gran tamaño. Para un niño esa es la historia más bonita de La odisea.Más tarde le llamarán la atención los encantos de la maga Circe y las sirenas.

Ayer, las montañas ciclópeas que rodean la campa de Rodiezmo, cumbres mitológicas, puntiagudas y selenitas, tomaron la palabra ante Zapatero, el de la perenne sonrisa. Retumbó desde el puerto de Pajares una voz profunda y cavernosa: "Ya que son muchos los que te critican, dinos, presidente, ¿quién te hace más daño?". Respondió Zapatero, el de las astucias: "Algunos".

Aparentemente enfebrecido por el sol que caía a plomo sobre el valle de La Tercia, el jefe del Gobierno proclamó ante los sindicalistas mineros que tres son sus adversarios o enemigos principales: el Partido Popular, los empresarios que sólo piensan en abaratar el despido y algunos.Por el tono de sus palabras, algunos son los que hoy le provocan una mayor irritación.

"Algunos -dijo en un momento dado- afirman que vamos a ser los últimos en Europa en salir de la crisis económica. Y yo les respondo que no creen en España, que no creen en nuestra gente, que no creen en lo que es capaz de hacer el ciudadano español democrático". Invocó Zapatero, el de los pies alados (llegó a Rodiezmo en helicóptero), un nuevo concepto de raza: la furia del español contemporáneo ante la súbita adversidad estadística. Hace apenas unos meses, esa novísima españolidad se reía de Italia, advertía a Francia que sus días de gloria estaban contados y soñaba en la intimidad con pellizcarle el trasero a Alemania. Con el 18% de paro a cuestas, la nueva España grita ahora a sus vecinos: "¡No corráis, que os atraparemos!". Consigna de Zapatero, el de la palabra dada, aunque algunos no comulguen con tanto voluntarismo.

¿Quiénes son algunos?¿Qué aviesa entidad se oculta tras este enigma homérico? ¿Acaso quieren algunos hincarle un palo en el ojo al Gobierno que mejor se ha entendido con los sindicatos desde que Adolfo Suárez fumaba Ducados en la Moncloa?

Podríamos aventurar que algunos son todos aquellos que, sin participar de la furibunda hostilidad derechista contra la izquierda que gobierna, sienten desde hace meses una creciente irritación por la manera cómo se está afrontando la crisis económica. Algunos son muchos. En Catalunya, muchísimos, si nos atenemos a los comentarios de sobremesa de este verano. Algunos tienen puntos de vista muy diferentes e intereses dispares. Algunos - unos pocos-quisieran mandar más en el círculo del presidente. Algunos se limitan a constatar que España está tomando una peligrosa deriva. Algunos han visto confirmados todos sus temores sobre el abuso de la política de imagen. Algunos creen que Zapatero ya no da más de sí.Algunos,como el banquero e intelectual francés Alain Minc, observan España desde lejos y opinan que lo mejor sería que volviese a gobernar Felipe González. Algunos no apuestan por el Partido Popular. Algunos pueden hacer que el PSOE pierda las elecciones.

Zapatero, el que siempre calcula, no les llama por su nombre, porque sabe que algunos, si el rumbo se endereza, volverán a apoyarle.

7-IX-09, Enric Juliana, lavanguardia