´El nombre de cada cosa´, Quim Monzó

Tras una reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, el arzobispo Tomasi, representante del Vaticano, ha decidido contestar a la Unión Internacional Humanista y Ética, que dice que la Iglesia católica oculta abusos a menores y viola artículos de la Convención de Derechos del Niño. El arzobispo Tomasi replica que "en el clero católico, sólo entre el 1,5 por ciento y el 5 por ciento de los religiosos ha cometido actos de ese tipo" y que, entre "los familiares, cuidadores, amigos y parientes de las víctimas", la proporción es mayor. Puesto ya bajo la advocación del "¡pues tú más!", dice también que la Iglesia católica no es la peor, ya que - en Estados Unidos, por ejemplo-presentan proporciones más elevadas de abusos las protestantes, y que en las comunidades judías son también un hecho habitual. Alusión que no ha gustado demasiado al rabino Joseph Potasnik, presidente de la Junta de Rabinos neoyorquina, que dice que si empiezan a establecer comparaciones, saldrán todos malparados.

Pero, de todas las declaraciones del arzobispo Tomasi, la más interesante - al menos para mí-es la que explica que, en los casos de sacerdotes que se acuestan con menores, no deberíamos hablar de paidofilia sino de efebofilia. He buscado efebofilia en el diccionario y no aparece. Tanto da, es fácil de entender: atracción erótica o sexual por los efebos, los adolescentes de belleza ambigua. ¿Se trata de un mero eufemismo ode una puntualización digna de tener en cuenta? Recordemos que vivimos días de eufemismos gloriosos. El último - ese de "auditoría de seguridad" para no decir espionaje-ha merecido grandes elogios en prensa, radio y televisión. Precisamente a propósito de ese eufemismo, hace unos días, en un gran artículo, Josep Maria Fonalleras recordaba algunos otros: "desaceleración acelerada de la economía" (por crisis), "captación temporal de agua" (por trasvase) "presión física moderada" (por tortura), "módulo provisional de educación" (por barracón), lesiones "incompatibles con la vida" (por lesiones mortales) en los certificados médicos...

En junio, desconocedor aún de la distinción entre paidofilia y efebofilia, el cardenal prefecto de la Congregación para el Clero del Vaticano, el brasileño Claudio Hummes, calificó la paidofilia como "un crimen terrible" y explicó que afecta al4% de los sacerdotes, lo que supone unos veinte mil implicados campando a sus anchas por el mundo. Por lo cual yo prestaría atención a las palabras del arzobispo Tomasi. Visto que vamos a hablar de este asunto durante bastante tiempo, al menos hagámoslo con corrección. Es nuestro deber como padres y como educadores que el niño sepa distinguir los matices de ambas palabras (y más aún si muestra inclinación a acabar en la facultad de Filología). Al paidófilo lo que es del paidófilo y al efebófilo lo que es del efebófilo.

3-X-09, Quim Monzó, lavanguardia