ataque directo al Cuartel General del ejército pakistaní

Milicianos vestidos con uniformes militares atacaron ayer el cuartel general del ejército en Rawalpindi y mataron a seis soldados, además de tomar una decena de rehenes que anoche aún seguían retenidos. Cuatro de los asaltantes murieron en el osado ataque, que se produce cuando el ejército prepara una ofensiva contra los talibanes pakistaníes cerca de la frontera afgana.

11-X-09, reuters, lavanguardia

El ejército pakistaní puso fin, en la madrugada de ayer, al asalto del cuartel general de Rawalpindi -muy cerca de la capital del país, Islamabad- por parte de un grupo de militantes que podrían ser talibanes pakistaníes o miembros de un grupo próximo a Al Qaeda. El comando había tomado 39 rehenes después de irrumpir, el sábado, a bordo de una furgoneta y vistiendo ropas militares, en el edificio supuestamente mejor guardado de Pakistán. Tras un tiroteo en el que mataron a seis soldados y perdieron a cinco de sus integrantes, habían logrado hacerse fuertes en una dependencia del cuartel militar.

A las seis de la mañana de ayer, hora local, fuerzas especiales lanzaron un asalto y se encontraron con que, dentro de la habitación donde se hallaban los rehenes, uno de los terroristas, que fue de inmediato muerto a tiros, vestía un chaleco cargado de explosivos. En la refriega perecieron dos soldados, tres de los rehenes y cuatro terroristas; un quinto fue capturado con vida y se trata, según el portavoz militar pakistaní, el general Athar Abas, del jefe del grupo. Este fue identificado con el nombre de Aquil, conocido también como Doctor Usman, de quien se sospecha que fue el organizador del atentado contra el equipo nacional de cricket de Sri Lanka, perpetrado el pasado marzo en Lahore y que costó la vida a seis policías.

El asalto del cuartel ha constituido un golpe en toda regla al ejército pakistaní, que precisamente se encuentra preparando una gran ofensiva contra los talibanes en el sur de Waziristán, región fronteriza con Afganistán. Los talibanes habían jurado venganza por la muerte de su líder Beitulah Mehsud durante un bombardeo de la aviación norteamericana en Waziristán.



La capacidad de los insurgentes de llegar hasta un centro de poder como el cuartel general de Rawalpindi -después del mortífero atentado del viernes en Peshawar, que mató a una cincuentena de personas- ha suscitado los peores temores. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, se pronunció ayer en Londres, donde afirmó que no duda de la seguridad de las armas atómicas pakistaníes pese al aumento del terrorismo en el país. Clinton reconoció que los extremistas amenazan la autoridad del Estado pakistaní cada vez más, pero afirmó que confía "en el Gobierno pakistaní y en el control de los militares sobre sus armas nucleares".

11-X-09, agcs, lavanguardia