entrevista a Pasqual Maragall, impulsor de Barcelonaßeta

El proyecto Barcelonaßeta que impulsa Pasqual Maragall no se limitará a seguir las líneas de investigación actuales, sino que explorará ideas nuevas y arriesgadas. Una idea muy maragalliana.

¿Cree que a la investigación del alzheimer le hace falta una revolución conceptual, que por el camino marcado no se avanza lo suficiente?

Ya hace cien años que se conoce el alzheimer, y como no hay mal que cien años dure, ya toca que llegue un gran avance. Si se fija, las personas que tenemos alzheimer nos refugiamos mucho en refranes, como no hay mal que cien años dure. Podemos olvidar dónde hemos dejado las llaves, pero no olvidamos las poesías, las canciones, los refranes… Esto se nos queda en el hipocampo, aquí en el cerebro subiendo a mano izquierda.

¿Es cierto que Barcelonaßeta se propone favorecer los descubrimientos accidentales para generar ideas nuevas?

Es una idea en la que creemos mucho, es lo que en inglés llaman serendipity.La mayoría de grandes descubrimientos se han hecho así, por chiripa. Se mira una cosa y se descubre otra. Naturalmente, hace falta que el investigador que mire tenga talento para ver cuándo un resultado inesperado es relevante.

¿Cómo lo harán para tener resultados inesperados y relevantes al mismo tiempo?

Habrá mucha multidisciplinariedad. Cada especialidad tiende a cerrarse. Pero si no hay contacto no hay chispa. A veces de esta chispa puede surgir la luz. Se tiene que propiciar un ambiente en el que haya contactos.

Otro aspecto innovador de Barcelonaßeta es que ha captado financiación de 18 empresas y entidades privadas. ¿Le ha costado mucho convencer al sector privado de invertir en investigación?

No hay mucha tradición en España de inversiones privadas en investigación. La situación es muy distinta en Estados Unidos, donde hay una cultura calvinista y gran parte de las inversiones en investigación biomédica son privadas. La civilización católica no anima tanto la competencia y la inversión privada en investigación. Por eso hay una fiscalidad que apoya tanto la investigación en Estados Unidos y no en España. Este trato fiscal tiene un origen cultural, religioso.

Por su experiencia personal, ¿qué consejos daría a una persona que se enfrenta aun diagnóstico de alzheimer?

Le diría que no deje de hacer cosas. Que disfrute. Que no lo convierta en una tragedia porque no lo es, pero acaba siéndolo si uno se empeña. Que se lo tome con humor. Que se interese por los demás. Yque se ejercite, tanto físicamente como mentalmente. Yo, personalmente, juego a ping pong, camino mucho, hago sudokus. Y psicológicamente me ha ocurrido una cosa curiosa.

¿Qué le ha ocurrido?

Me he convertido en un enfermo de la captura de imágenes. Capturo el momento con la cámara del móvil y puedo guardarlo. O enviarlo y compartirlo. Es un entretenimiento fantástico.

Pero no creo que tenga que ver con el alzheimer. Esta afición por los gadgets me viene de hace mucho tiempo.

Y a los familiares de una persona con alzheimer, ¿qué consejos les daría?

Que no sean sobreprotectores, que dejen un grado de libertad. Sufren, le protegen en exceso y, sin querer, le perjudican. La familia debe ayudar al paciente a ser tan autónomo como pueda.

20-X-09, J. Corbella, lavanguardia