´Un día de estos me pondré Axe´, Quim Monzó

Hace años que Axe explica a los jóvenes en general y a los garrulos en particular las ventajas de sus desodorantes. Si te pones Axe en los sobacos, a la que las chicas detectan el aroma, entran en ebullición y se lanzan sobre ti. Es lo que denominan el efecto Axe.En los spots vemos cómo en el metro las muchachas acercan su mejilla a la del muchacho que se lo ha puesto o cómo, en la discoteca, restriegan sus nalgas contra la entrepierna de quien se ha desodorado con esa marca. Uno de los mejores anuncios fue aquel - argentino, creo-en el que dos pizzeros, los musculosos Mario y Giorgio, se enfrentan, a ver quién hace mejor pizza. Las dos pizzerías están frente a frente. Mario lleva una camiseta imperio negra y Giorgio la lleva blanca. Ante dos grupos de chicas, trabajan la masa, le dan la forma adecuada, la voltean en el aire, la convierten en una longaniza y golpean con ella la mesa. El momento culminante es cuando, para dar más ductilidad a las masas, ambos se las pasan por las axilas, lo que provoca el delirio femenino. Acto seguido meten las pizzas en el horno, las sacan cuando es el momento y las espectadoras las prueban. La pizza de Giorgio está blanda. En cambio, la de Mario está crujiente, buenísima. Ha ganado la apuesta. ¿Por qué? Pues porque Mario se ha puesto Axe y por lo tanto su sobaco está seco. En cambio, Giorgio no se ha puesto Axe, su sobaco está sudado y, por eso, al pasarse la masa de la pizza la ha desgraciado.

En principio, uno diría que no hay en el mundo nadie capaz de creer que, por ponerse Axe, vaya a conquistar a nadie. Pero no paran de vender botes, lo que lleva a pensar que quizá sí debe haber pollos que realmente crean que los efluvios mágicos consiguen lo que ellos son incapaces de conseguir. Tenemos un ejemplo reciente. El sábado, el diario escocés The Daily Record explicaba el caso de un joven indio que ha presentado denuncia contra Unilever - fabricante de Axe-porque él usa ese desodorante y no consigue salir con ninguna chica. Se llama Vaibhav Bedi y dice: "La empresa me ha estafado porque en sus anuncios dice que, si usas Axe, atraerás a las mujeres. Yo lo he usado durante siete años y ninguna chica se me ha acercado". Bedi tiene veintiséis años. Por lo tanto, empezó a usar Axe a los diecinueve. ¡Confiando en Axe, de los diecinueve a los veintiséis no se ha comido ni un rosco! Por eso pide 30.000 euros "por depresión y daños psicológicos provocados por la falta de efecto Axe". No creo que esta noticia afecte a la imagen de ese desodorante pero, si yo fuese su agencia de publicidad, lo contrataría - ya-para aparecer en los próximos anuncios, bajo un titular que dijese: "He aquí el único hombre al que el efecto Axe no le funciona (hasta ahora)". Y pondría lo de "hasta ahora" porque, en cuanto salga por televisión, incluso a él se le acercarán las chicas, se ponga o no Axe.

7-XI-09, Quim Monzó, lavanguardia