´Mejor bebido que sereno´, Pilar Rahola

La cosa está de la siguiente manera. Si usted coge el coche drogado y tiene un accidente, su delito aumenta. Es decir, a los cargos por el delito cometido, habrá que sumar la agravante de haber conducido bajo los efectos de sustancias adictivas. En este sentido, la ley le está enviando dos mensajes: se le castiga por lo que ha hecho, pero también por la irresponsabilidad de coger el coche después de haberse puesto morado de drogas. Aquello del "si bebes, no conduzcas", elevado a la categoría de castigo penal. Sin embargo, si usted vive con una chica, le da una paliza de aúpa, la viola, o la mata, y todo ello lo hace después de haberse metido de todo, entonces su culpa se reduce, porque las drogas, en este caso, no son un agravante, sino un atenuante. Y en algunos casos, hasta puede anular la pena. Es decir, puestos a drogarse y cometer delitos, es mejor maltratar, violar, matar, que conducir, ya que sólo en el último de los casos su culpa aumenta. En el resto, las drogas son tan eficaces para rebajar la pena, que muchos delincuentes de actos violentos las esgrimen como causa del delito cometido. Sin ir más lejos, y para tomar al vuelo un mediático caso, el presunto maltratador Antonio Puerta alegó que estaba drogado el día en que dejó al profesor Neira a las puertas de la muerte. Y como él, centenares de casos, aupados por un Código Penal que siempre consideró atenuante la drogadicción. Siempre, hasta hoy…

La liebre la ha levantado el Congreso, en la Subcomisión de Violencia Machista, donde ha planteado que el consumo de drogas no sea un atenuante o eximente en los casos de violencia de género, sino un agravante. Aquello que decían las vecinas de antes del "cuando bebe, la deja bien caliente" dejaría de tener, pues, los favores penales actuales. Maltrato con drogas, más castigo. Personalmente, creo que es una modificación penal necesaria para acabar con una de las tapaderas más perversas que se dan en juicios por violencia. Pero no estoy de acuerdo en considerar este "agravante" sólo para los casos de violencia machista, porque entonces se perpetraría una discriminación injusta y tendríamos situaciones delirantes. Por ejemplo, un tipo que maltratara a su mujer bebido vería su pena aumentada, pero si el mismo tipo violara, también bebido, a una chica desconocida, su pena sería reducida. ¿Tiene sentido? No lo parece. Sin embargo, sí parece interesante aprovechar la iniciativa de la subcomisión para abrir el debate sobre drogas, alcohol y delitos. ¿No tocaría cambiar la bondad de nuestro sistema legal para con las drogas? Nadie obliga a nadie a tomarlas y todos saben que, bajo sus efectos, sus delitos serán peores. Las drogas agravan la violencia, ergo, la pena debería ser más grave. Lo contrario es propio de un paternalismo legal, que sólo sirve para que las víctimas se sientan más víctimas y más solas.

15-XI-09, Pilar Rahola, lavanguardia