(caso Haidar:) ŽEl tarroŽ, Xavier Batalla

Marruecos y España siempre darán la razón a Napoleón, quien mantenía que la política exterior de un Estado está dictada por la geografía. El mundo ha cambiado en los últimos doscientos años: antes sólo era redondo, ahora es global. Pero la geografía sigue siendo determinante, como demuestra el caso de la activista saharaui Aminatu Haidar.

España y Marruecos tienen muchos intereses en común, pero también están separados por un Estrecho ancho, que sólo las pateras achican. Khalil Hachimi Idrissi ha escrito en Aujord´hui que las crisis entre los dos países ya "no se desbordan, a diferencia de lo que sucedía con el calamitoso Aznar de siniestra memoria". Pero aún hay mucho pendiente. A Madrid le preocupan la inseguridad, las pateras, Ceuta y Melilla, y el Sáhara. A Rabat le obsesionan Ceuta, Melilla y el Sáhara, la antigua colonia española a la que el Tribunal Internacional de Justicia ha reconocido su derecho a la autodeterminación, y le atormenta la relación de Madrid con Argel, del que Miguel ÁngelMoratinos dijo hace dos meses que "es el gran abastecedor de energía para España".

Hasan II le dijo un día a Raimundo Bassols, enseñándole un tarro, que las esencias marroquíes estarían encerradas mientras el tarro de Gibraltar permaneciera cerrado. "Si este se abre, entonces se abrirá el tarro de Ceuta y Melilla", dijo al entonces embajador en Rabat. Pero también ha habido cambios. Por ejemplo, Marruecos aplaude que el plan de autonomía que propone para el Sáhara sea apoyado por España. ¿Y qué ha obtenido a cambio España? ¿El gesto de que la mayoría de las pateras procedan ahora de Mauritania y Argelia? En cualquier caso, escandaliza que un oficial marroquí haya amenazado ahora con que la huelga de hambre de Haidar tenga consecuencias en lo referente a la inmigración y la seguridad.

Mohamed VI montó en cólera en una ocasión porque, al parecer, Aznar puso sobre la mesa un cheque por valor de 50 millones de dólares para resolver los desencuentros sobre la pesca.

Aznar no fue partidario de que el rey Juan Carlos interviniera, y ahora el Gobierno Zapatero, tal vez por razones distintas, tampoco. Pero la norma es que sea Juan Carlos (o Estados Unidos) quien haga la última oferta, aunque esto, que habla en favor del Rey, también dice que la relación entre los dos países es especial, no muy normal.

La iniciativa marroquí de expulsar a Haidar es intolerable porque es contraria a la Declaración de los Derechos Humanos. Y Madrid no debió autorizar que se vulnerara la normativa para que Haidar embarcase en un avión español. Esto ha dado pie a que la prensa marroquí acuse a agentes argelinos, "en complicidad con españoles", de todo el caso. ¿Quién cederá? Mohamed VI sabe explotar que Madrid, Washington y París lo consideran necesario, por lo que todavía sacará más fosfato del desafío islamista.

13-XII-09, Xavier Batalla, lavanguardia