´Face to Face[book]´, Antoni Gutiérrez Rubí

Andrés Iniesta es un tipo que habla poco, prefiere comunicarse en el campo con la pelota y en la red a través de su blog, y desde la semana pasada, en Twitter y Facebook, sumando ya más de 200.000 seguidores en solo unos días. Durante el último y esperado Barça-Real Madrid mandó callar al mismísimo Cristiano Ronaldo con un gesto impulsivo y seguro de quien tiene la razón. Aquella noche, el pequeño Andresín pareció un gigante. Su gesto se ha convertido en un símbolo para muchos seguidores culés y para muchos amantes del buen fútbol y, también, para los que admiran el carácter del genio de Fuentealbilla. Les gusta cómo juega, y les gusta, nos gusta, cómo es: discreto, comprometido, generoso, imprescindible.

Unas horas después del partido, un joven estudiante de 4° de ESO, aficionado al fútbol –del Barça–, jugador de baloncesto federado y uno de los muchos habitantes de internet, abrió una página en Facebook: «El día en que Andrés Iniesta mandó callar a CR9», con un enlace a las imágenes del pique entre ambos jugadores. En horas, llegó a tener 70.000 seguidores. Hoy los dobla.

Su promotor, sorprendido por el inesperado protagonismo, dice que la abrió como una broma y como reconocimiento al talento y al coraje del jugador azulgrana. Pero la sociedad digital permite que la reacción por identificación sea exponencial y se propague en internet sin control, sin consignas, sin medios. Nadie reparaba en el hecho de que su promotor fuera una persona tan joven. En la red no se necesitan líderes establecidos o jerárquicos. Solo se buscan causas y razones para identificarnos y sentirnos parte de una comunidad. Es el tiempo de los rápidos y audaces. Del éxito en la red a la presencia en los medios periodísticos convencionales solo transcurrieron 24 horas. Todo muy poroso y abierto. Un flujo de influencias nuevo, dinámico y sin antecedentes.

Camino inverso ha seguido la reacción en internet de los apoyos (y también algunas críticas) al histórico editorial conjunto de la prensa catalana: La dignidad de Catalunya. Del papel impreso a la red. Los medios offline agitaron y la red online se movilizó. El efecto llamada e identificación con el editorial tampoco esperó órdenes ni cauces preestablecidos. Si bien es cierto que algunos medios firmantes del editorial abrieron rápidamente un grupo en Facebook, al que siguió una réplica contraria en esta comunidad, lo más relevante se gestó al margen de lo establecido.

Blogueros, facebookeros y twitteros de diversas fuerzas políticas, en especial del PSC y de CiU, movilizaron a sus entornos y a sus redes en una dinámica transversal y unitaria que desbordó los círculos de influencia de las bases ciberactivistas de las fuerzas políticas, sumando también el apoyo de líderes políticos como Ernest Benach, Joan Herrera y Josep Maria Álvarez. Allí un presidente del Parlament, un candidato a la presidencia de la Generalitat y un secretario general de sindicato compartían, como uno más, nuevas alianzas políticas, nuevas mayorías, junto a muchos reconocidos, y no tanto, activistas digitales. De nuevo sin consignas, sin esperar instrucciones orgánicas ni partidistas, la red demostró que sus tiempos, sus lógicas y sus liderazgos son otros.

Algo se mueve y de qué manera. Pasamos del tête à tête presencial de políticos y personajes públicos, a un face to face colectivo que abre nuevas opciones para la comunicación. Sin entrar en consideraciones sobre la instrumentalización fácil y cuántica de muchas adhesiones o amistades online, lo cierto es que ya es un dato revelador de la rivalidad política en la red, donde la fuerza de un partido o de un político se mide, en un primer vistazo, por el número de simpatizantes o amigos que se adhieren a su causa, pero, sobre todo, por su actividad, su presencia y su conversación en la comunidad.

La comunicación en la sociedad digital tiene nuevas reglas, nuevos diccionarios y nuevos protagonistas. Nuevas reglas: la velocidad, la inmediatez y la creatividad frente a lo clásico, previsible y establecido. Nuevos diccionarios: Twitter ya es la palabra más utilizada en la red, según el reciente informe del Global Language Monitor.

Y nuevos protagonistas: en el 2009, en España, los nombres de las dos redes sociales más populares, Tuenti y Facebook, que ya ha superado los 350 millones de usuarios, han sido los términos más buscados en Google. Los contenidos generados por sus usuarios y por autores de blogs ya son fuente y argumento. Referenciados por los medios y seguidos por su influencia por cualquier persona u organización que dependa de la reputación han mostrado, otra vez, su capacidad y su fortaleza.

Hay quien ve en la red un nuevo escenario digital de las batallas públicas o políticas. Craso error. La red no replica, simplemente, lo analógico (aunque a veces lo parezca). Tampoco su fuerza no solo radica en el potencial multiplicador y viral, que es extraordinario. Su principal valor real es el cambio cultural, no solo tecnológico. Es el campo de acción de una nueva ciudadanía activa que no espera, no quiere esperar, una instrucción o una orden. Quiere ser decisiva aquí y ahora. Sin más, sin menos.

14-XII-09, Antoni Gutiérrez Rubí, elperiodico