´Para ti´, Susana Quadrado

"El dolor físico, es el gran regulador de nuestras pasiones y ambiciones. Su presencia neutraliza de inmediato todo otro deseo que no sea la desaparición del dolor. Esa vida que recusamos porque nos parece chata, injusta, mediocre o absurda cobra de inmediato un valor inapreciable: la aceptamos en bloque, con todos sus defectos, con tal de que se nos dé sin su forma de vileza más baja que es el dolor". Diario del escritor Julio Ramón Ribeyro recogido por Alberto Barrera Tyszka en La enfermedad (Anagrama)

Entrar en casa de esta mujer es entrar en otro mundo. Un ambiente casi indefinible de calidez pero frío orden se respira en el momento en que cruzamos el umbral. El suelo de roble cruje a nuestro paso y ese olor de humedad dulzona devuelve cierta sensación de pasado y también de presente. Hemos estado en esta misma casa antes, pero ahora todo parece distinto. Ella nos lleva de la mano, como se coge a los niños, hasta el comedor, yes allí cuando desciframos muchos porqués. Nos dejamos llevar por los caminos de una conversación que acaba abruptamente con un mensaje de ánimo y esperanza. "Tranquila, todo irá bien". La mujer vivaracha que conocíamos, antes que la nuestra ha recibido la visita de la enfermedad, esa deslealtad de la vida que acecha en el momento más inesperado y que no respeta ni la Navidad, ni las fiestas (por santas que sean), ni nada que se le ponga por delante.

Casi todos hemos sido testigos de esta brutal visita en alguna persona más o menos cercana. En el momento en que la enfermedad hace su aparición, hemos sentido impotencia después de escupir al cielo y hemos maldecido ese destino que a la vez que esconde tantos enigmas es capaz de destruir tantos planes personales. La enfermedad en muchas ocasiones permanece adormecida durante meses, pero cuando despierta se vuelve voraz, nos enseña los dientes. Es entonces cuando muestra su cara, el dolor. Y uno entiende a qué tipo de dolor se refiere un enfermo cuando ve a la fiera rugir: el cuerpo se doblega para aparecer después todo magullado por el combate. Lo importante es dominar a la fiera hasta conseguir aniquilarla sin que te devore.

La nueva experiencia de esta mujer a la que dedico esta columna empieza ahora, cuando va a estrenarse el año nuevo. Su historia trasciende lo individual. Ella, como tantas otras mujeres y hombres que nunca se había planteado la cercanía de nada, ha decidido luchar contra el monstruo desde su grandísima pequeñez. En peores plazas ha lidiado. Se ha propuesto resistir las embestidas de este malnacido, aunque no pueda evitar preguntarse para sí por qué la ha escogido a ella. Y lo afronta sin histerismos y con una entereza y una racionalidad encomiables, porque, al fin y al cabo, sabe que la vida es una casualidad magnífica de la que hay que sacar el máximo provecho tal como se presente.

Para ti, esta columna.

31-XII-09, Susana Quadrado, lavanguardia