ŽLa militancia secretaŽ, Enric Sierra

Hay un gran revuelo por la sentencia de un juzgado penal de Madrid que ha condenado a dos periodistas de la cadena Ser a un año y nueve meses de cárcel, a una multa de 18.000 euros y a la inhabilitación para ejercer el periodismo durante el tiempo de la condena. Todo ello por colgar en la web de la emisora en la que trabajan una lista de 78 personas afiliadas irregularmente al Partido Popular de Villaviciosa de Odón (Madrid) vinculadas a dos constructores relacionados con el caso Tamayo. El lío desatado nada tiene que ver con el fondo de la noticia de probada veracidad, sino con lo que ha indicado el juez Ricardo Fernández en uno de los argumentos de la sentencia: "La protección constitucional al derecho a la información se refiere a los medios de comunicación social (televisión, radio o prensa escrita) pero, debe matizarse, internet no es un medio de comunicación social en sentido estricto, sino universal".

Tal barbaridad ha provocado que al juez le hayan llovido las críticas de todas las asociaciones periodísticas. Primero, por el manifiesto desconocimiento que el magistrado demuestra y, segundo, porque no le hacía falta introducir este despropósito para argumentar la sentencia. Efectivamente, internet no es un medio de comunicación social, como tampoco lo es una rotativa donde imprimen los diarios, ni las antenas o la fibra óptica por las que se transmiten radios y televisiones. Internet es la red por la que circulan, entre otros millones de cosas más, diarios, radios, televisiones y demás entornos informativos. Por tanto, internet es el medio de medios. Y sí, gracias a ese gran vehículo, los medios de comunicación social llegan a todas partes sin que el uso de la red les convierta en una cosa diferente de lo que son.

El juez condena a los dos periodistas por hacer públicos, sin su consentimiento, los nombres de los afiliados al PP implicados en el turbio asunto madrileño. Y eso nada tiene que ver con internet.

Hay otra cuestión que me llama la atención de esta sentencia cuando considera que se debe condenar a los periodistas porque "revelar la afiliación a un determinado partido político afecta a la intimidad más estricta de toda persona al tratarse de un dato de absoluta privacidad referente a la ideología de cada uno…". No he militado en ningún partido político, pero imagino que si alguien da ese paso, lo hace plenamente convencido, porque siente los colores y los defiende sin avergonzase de ello. Con la excepción de entornos de represión política, solicitar el carnet de un partido debe ser un acto de libertad y de convicción ideológica. Por eso, es muy raro que te apuntes a un partido y que no quieras que se sepa, como alegaron ante el juez los alistados irregularmente en Madrid, salvo que el motivo que les llevó a afiliarse sea otro muy distinto del ideológico. Y ese, señoría, era el tema de la noticia.

11-I-10, Enric Sierra, lavanguardia