(Camps:) ´Una cuenta de mileurista´, Màrius Carol

No tengo claro que a los electores les merezca confianza un político cuyo patrimonio a las puertas de los 50 sea apenas su salario de un año. Ni acabo de entender cómo alguien que lleva siete años como presidente de la Generalitat valenciana tenga sólo 900 euros en su cuenta corriente. La vida está cara y la crisis aprieta, pero aunque la cosa pública no resulta un buen negocio, tampoco es cierto que no dé para pagar las facturas. El Boletín Oficial de las Cortes Valencianas ha hecho público los patrimonios de los parlamentarios y, cuando uno busca el nombre de Francisco Camps, se apercibe de que únicamente posee un coche matriculado hace 15 años y que casi es una reliquia, la cuenta referida (tiene otra compartida con su esposa en la que hay 1.389 euros) y un piso con un valor catastral de 120.000. Este hombre necesita un asesor financiero, aunque puede ser que su consejero espiritual le recomiende ascetismo.

Fray Luis de Granada escribió que la pobreza no era virtud, sino el amor a la pobreza y viendo los ingresos de Camps como máxima autoridad valenciana y su austero patrimonio, lo suyo debería ser considerado más indigencia que virtud. Puede que ello explique el episodio de los trajes obsequiados, pues difícilmente con una cuenta tan mísera puede uno comprarse un traje de diario o un frac para la basílica de San Pedro, aunque en los outletsse encuentran ofertas para mileuristas y en el Vaticano no miran la etiqueta de los ternos.

El consejero valenciano Rafael Blasco dijo al publicarse los bienes de los diputados que la política es una mala inversión y que cuanto más tiempo está uno en ella, más dinero se pierde. La expresión es poco afortunada - y en algunos casos poco real-,pero no resulta menos cierto que algo no cuadra cuando un tipo como Camps tiene una economía casi en suspensión de pagos a pesar de que en los siete años ha ingresado como presidente de su comunidad más de 500.000 euros. Se puede entender que se comprara un coche el siglo pasado, cuando lleva veinte años subido al coche oficial. Pero cuesta de comprender que no pueda extender un talón de mil euros, porque más que tener fondos tiene abismos.

Nicolas Boileau sostenía que, para parecer un hombre honrado, lo que hace falta es serlo. Camps ha pasado un calvario en los últimos meses por culpa de amistades equivocadas que medraban en las esferas conservadoras, comprando voluntades. Algo falla en la política valenciana. Ni puede ser que gente que maneja inmensos presupuestos no llegue a fin de mes, ni parece lógico que un ejercicio de aparente transparencia resulte tan opaco. Hay que mantener limpias las biografías sin recurrir al photoshop y hay que mantener los trajes impolutos conservando el resguardo de la tarjeta de plástico. Aunque con 900 euros, poco crédito aguanta la Visa.

28-II-10, Màrius Carol, lavanguardia