´La práctica de la ilusión financiera siempre ha sido global´, Nomi Prins

Como ha hecho con casi todos los aspectos de la  actual crisis económica bajo su supervisión, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, anunció esta semana que su institución investigaría la relación entre Goldman Sachs y las diversas transacciones mediante las cuales la compañía ayudó a Grecia a ocultar su verdadera situación económica... años después de producirse los hechos.

Lo cierto es que no tiene que ir muy lejos para investigar: uno de los arquitectos clave del multibillonario rescate bancario estadounidense, el antiguo secretario del Tesoro Hank Paulson, fue presidente y presidente ejecutivo de Goldman Sachs en la época en que se produjeron los primeros acuerdos con Grecia.

En realidad, como se ha documentado de forma más que suficiente, la relación entre Goldman Sachs y Washington va mucho más lejos y es de lo más estrecha al margen del partido político que esté en el poder.

Bajo la presidencia demócrata de Bill Clinton, fue secretario del Tesoro Robert Rubin, antiguo copresidente ejecutivo de Goldman Sachs. Mientras estuvo en el cargo, Rubin hizo más por desregular el sector bancario, en un clima de creciente competencia mundial para Estados Unidos, que cualquier otro secretario del Tesoro de la historia de Estados Unidos. En última instancia, los resultados de la desregulación defendida por Rubin ayudaron a su nueva compañía, Citigroup, a convertirse en un goliat bancario y luego la llevaron casi a la autodestrucción.

DESREGULACIÓN Además, como consecuencia de la desregulación promovida hace una década por Rubin y la resultante ley de Modernización Financiera que sustituyó en 1993 la ley Glass-Steagall (que había separado las funciones bancarias de crear y comerciar con instrumentos financieros y las de aceptar depósitos y realizar préstamos), Goldman Sachs logró convertirse en holding bancario y tener acceso a miles de millones de dólares de ayuda federal que le aseguraron su supervivencia en el otoño del 2008 y que nunca habría recibido de no ser por la naturaleza desregulada del sector.

Goldman Sachs fue el mayor contribuyente corporativo en la campaña presidencial del demócrata Barack Obama. La compañía había recibido ayuda de la Reserva Federal antes de que Obama llegara a la presidencia yha seguido recibiéndola desde entonces. A su vez, Obama apoyó con fuerza a Ben Bernanke para un segundo mandato. Por otra parte, el principal banquero en la agenda de Tim Geithner, el secretario del Tesoro de Obama, es Lloyd Blankfein, presidente ejecutivo de Goldman.

Ya hemos recorrido antes ese viaje de la Reserva Federal, y ello tiñe de falsedad la investigación de las relaciones entre Goldman y Grecia: rescatar primero, preguntar después. La UE está haciendo por ahora lo mismo: aunque anunció la semana pasada que abriría su propia investigación acerca de la desviación de la deuda griega, se ha limitado a esbozar algunas medidas mediante las cuales ese país debería reducir al 3% su déficit actual de 12,7% del PIB. El propósito subyacente es rescatar a Grecia por el supuesto bien común, una situación similar al rescate de AIG por parte de Estados Unidos.

Por desgracia, vivimos en un mundo financiero en el que Goldman Sachs (y otros bancos) puede vender deuda griega (y otras deudas respaldadas de modo soberano) aun grupo de inversores mientras amaña sus cuentas nacionales sin esconderlo demasiado a otro. A todas luces, este tipo de apalancamiento incontrolable es negativo para las economías; sin embargo, mientras las personas que controlan las mayores decisiones económicas procedan del banco más poderoso del mundo (Goldman Sachs), podemos estar seguros de que estas prácticas continuarán.

Hace unas semanas, The New York Times y Der Spiegel resucitaron la historia de los 1.000 millones de dólares de la permuta de deuda por divisas que el gobierno de Grecia realizó con Goldman Sachs hace siete años. Risk Magazine publicó en el 2003 los detalles y el análisis de esa transacción. Ninguna de las partes implicadas podía decir que no era consciente de las ramificaciones. No obstante, nadie puso impedimento alguno al acuerdo; un acuerdo, por otra parte, con el que Goldman se embolsó una suma considerable.

GRECIA ES EL INICIO Con Grecia empieza la dinámica que continuará la espiral descendente del crédito y la liquidez europeos. En realidad, todo el juego de las finanzas mundiales tiene que ver con la apariencia de solvencia y rentabilidad. Cuando trabajé en Goldman Sachs, el mayor cumplido que se podía recibir de la dirección era ser considerado como comercial (traducción: capaz de crear valor para la empresa) por encima de la realidad de los verdaderos números o de la ayuda al cliente.

El comportamiento de Goldman Sachs con Grecia puede que haya sido poco ético, engañoso e inmoral, pero también resultó completamente legal. La ocultación de la deuda oel sobreapalancamiento es el juego más antiguo del repertorio financiero. Cuando las compañías se fusionan, lo primero que hacen es idear formas de reducir la apariencia de la carga de sus deudas. Y lo mismo con los países.

Cuando el apalancamiento se desbocó, la élite financiera estadounidense minimizó la mala situación del sistema bancario inyectando en él un decisivo apoyo federal. Europa hizo lo mismo en el momento álgido de la crisis, y contempla seguir ahora con esa estrategia.

En febrero del 2009, Goldman organizó para Grecia un acuerdo acerca de su deuda por 5.100 millones de euros en el que Citicorp actuó como fiduciario y facilitador de los pagos. Una sociedad vehículo llamada Titlos LLC, constituida en Gales y alimentada por el Banco Nacional de Grecia vendió bonos del Tesoro a unos tipos de interés que fluctúan según las situaciones del mercado y que vencen en septiembre 2039. El acuerdo subrayaba: "No existe en la actualidad un mercado secundario activo y líquido para los bonos, y no existe seguridad alguna de que dicho mercado secundario para los bonos vaya a desarrollarse". Y proseguía: "aún cuando la actual crisis de liquidez se atempere en algunos sectores de los mercados crediticios globales, no existe seguridad alguna de que el mercado para instrumentos financieros similares a los bonos vaya a recuperarse".

La cuestión es que todo esto ya se conocía, aunque fuera peligroso de todas formas. De modo que la pregunta más general es: ¿hasta qué punto es real el panorama de la deuda económica de Europa?

Puesto que los acuerdos estructurados no están regulados en modo alguno, no hay mercado objetivo de precios; todos los tratos se confeccionan para adecuarse a las necesidades del cliente,ya sea éste un banco central, un fondo de pensiones o un ayuntamiento. De modo que no hay forma de responder de forma sencilla a esa pregunta.

La razón para un rescate en el caso de Grecia, incluso suponiendo que logre que su economía actúe de forma coherente, es la misma que en el caso de AIGyde todo el sistema estadounidense de grandes bancos. Que unos políticos y unos dirigentes financieros guiados por el interés personal, el laissez-faire y el tráfico de infuencias del libre mercado afirman que los resultados serían catastróficos sin la ayuda. Los dirigentes estadounidenses refunfuñaron en su momento y lo siguen haciendo ante el rescate y los bonos subvencionados con fondos públicos, pero el caso es que la doctrina admitida se mantiene inalterada: el había que hacerlo de Hank Paulson.

Es de esperar que, con el aumento de las costosas consecuencias de los subterfugios económicos, los dirigentes europeos -que no están envueltos en los mismos enredos que Goldman-actúen con decisión para reducir el riesgo y ejerzan más presión sobre el gobierno de Obama y la Reserva Federal para que se muestren más estrictos con las prácticas financieras en general.

 

 28-II-10, Nomi Prins, reside en Nueva York y ha sido banquera de inversión en Goldman Sachs, Bear Stearns y Lehman Brothers , lavanguardia