´¿Dónde está Panahi?´, Xavier Antich

Descubrimos al cineasta Jafar Panahi hace catorce años. Presentaba entonces aquí una bellísima fábula cinematográfica, El globo blanco, que recreaba la ilusión infantil de Raziela, una niña de ocho años, buscando por las calles de Teherán un pez dorado para la celebración de año nuevo. Una pequeña utopía, indicio de muchas otras, que entonces parecían al alcance de la mano, aunque todo el itinerario de la niña estuviera, de forma premonitoria, ensombrecido por amenazas difusas. Panahi venía precedido por la avanzadilla de un cine iraní valiente y original. Sobre todo, por Abbas Kiarostami, del que es discípulo aventajado. Recuerdo la sorpresa que entonces me produjeron las palabras de Jordi Balló, cuando, ante el descubrimiento de Kiarostami, ya advertía que en Irán había varios cineastas de genialidad comparable a la suya. Luego llegaron, de Panahi, El espejo, Fuera de juego y, sobre todo, El círculo.


Jafar Panahi

El lunes de la semana pasada, Panahi fue detenido en su casa de Teherán, junto a dieciséis personas, entre las que estaban su esposa y su hija. Dos días después quedaron en libertad, que ya es un decir tratándose del Irán de Ahmadineyad, catorce de ellas. Pero no Panahi. Se había mostrado partidario de Musavi en las elecciones de junio y, por ello, tenía prohibido salir del país. El pasado verano ya había sido detenido, también con su familia, por asistir a una ceremonia en recuerdo de Neda Agha Soltan, asesinada en una manifestación de protesta contra la reelección de Ahmadineyad.

Ahora, entre las confusas informaciones que llegan de Irán, parece que se le acusa de estar preparando una película sobre las manifestaciones postelectorales, duramente reprimidas, como se sabe, por las fuerzas, digamos que del orden, del régimen. Una iniciativa, parece que cuentan páginas web de Irán, acusada de ser abiertamente "hostil al régimen". La cuestión es que, desde el miércoles pasado, no se tienen noticias de Panahi. Ayer martes, el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, denunció la gravedad de la situación de Panahi, arbitrariamente detenido y en paradero desconocido, y ha pedido su liberación. Kouchner, con el aval del ministro de Cultura, denunció también que se hubiera prohibido viajar a Francia a Simin Behbahani, la poeta de 82 años que debía pronunciar una conferencia en París el lunes con motivo del día internacional de la Mujer.


Simin Behbahani

Vía Facebook me llega la foto de una amiga valiente de Dubái, en la que una mujer sola, de espaldas y con velo, se encara a un 4x4 en el que anda subido Mahmud Ahmadineyad, con una expresión estupefacta en el rostro. La mujer acaba de alzar el brazo y, sabiendo sin duda el coste de su acción, levanta el dedo corazón al cielo, con el resto del puño cerrado. Nada se sabe ni sabrá de ella. Pero su gesto heroico denuncia también, de paso, nuestro clamoroso silencio por el encierro de Panahi. Por la suerte de Irán.

10-III-10, Xavier Antich, lavanguardia