´De uno en uno, para que no les pillen´, Eduardo Martín de Pozuelo

De uno en uno. Los liberan de uno en uno por motivos de seguridad interna de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI)", comentó ayer por la tarde a La Vanguardia una de las máximas autoridades españolas en materia de terrorismo de raíz islamista. El caso es que a la rama magrebí de Al Qaeda que reivindica Al Ándaluscomo cosa propia le parece que transportar tres rehenes hasta zonas de entrega que consideran seguras es mejor hacerlo de forma escalonada y tomándose su tiempo. Piensan los terroristas, y hoy no les vamos a desmentir, que actuando de este modo los euros y los dólares que usan los servicios de inteligencia occidentales en la zona, los satélites de observación de la UE o los aviones espía sin piloto no van a dar con sus escondites. Deben creer que el desierto no se puede rastrear, pero mientras corra peligro la vida de dos españoles y de dos italianos es obvio que lo mejor es no abundar más en este asunto.

Por otra parte, se puede subrayar que pese al drama que se está viviendo, AQMI está cumpliendo, por ahora, los términos de la negociación que con cuentagotas se han ido haciendo públicas: no han exigido la liberación de presos islamistas en la Unión Europea y se conforman, inicialmente, con dinero aunque este último extremo no pueda ser admitido de ningún modo por un gobierno. Hace apenas un par de días, AQMI exigió la libertad de presos mauritanos provocando en ciertos medios alarma y desánimo. El cambio en las reglas de juego entre los negociadores podría ser o debería interpretarse, inicialmente, como un mensaje a sus correligionarios de Iraq, Afganistán y Pakistán para demostrar que los magrebíes también son gente dura. Y, mientras, bajo mano, proseguían su trato con dinero por medio. Unas negociaciones en las que intervienen extraños mediadores franceses y gentes que se deberían situar como muy próximas a los gobiernos de Mali, Mauritania y Argelia, además de extremistas de AQMI. En cualquier caso, no hay que llamarse a engaño y pese al buen tino con el que se está llevando el asunto, el peligro persistirá hasta que catalanes e italianos no lleguen a sus hogares. Quizás entonces sea la hora de hablar de las caravanas de solidaridad en tierra hostil.

Y "caro no, carísimo" es el precio de la libertad de los cooperantes españoles secuestrados hace 101 días en Mauritania, según comentarios de responsables de inteligencia. No se admite por razones de Estado ningún pago directo a los islamistas y es preciso comprender que así sea. Por eso, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró ayer que no se ha producido entrega de un rescate, ni tampoco cualquier otra contraprestación, argumentando que todo se debe al trabajo conjunto de los servicios de información diplomáticos y a la cooperación internacional con los países de la zona. Lo que no aclaró es si esa "cooperación internacional con los países de la zona" es gratis.

11-III-10, Eduardo Martín de Pozuelo, lavanguardia