´Cultura económica nacionalcatólica´, Jesús Méndez

Viajo a Francia. En la cafetería, todos los precios están rebajados. Pregunto al camarero. Me responde: "El Gobierno ha reducido el IVA. Así incrementaremos el consumo, crecerá la producción y crearemos empleo". Voy a mi peluquero en Maó. Me cobra 9 euros en lugar de los 10 habituales. Pregunto. Me responde: "Así vendrán más clientes, habrá más tarea, defenderemos nuestros puestos de trabajo". Preguntan los periodistas a Zapatero sobre el aumento del IVA. Contesta el presidente: "Con este dinero atenderemos a 500.000 parados".

Los dos primeros pertenecen a la doctrina económica inspirada por el calvinismo en el siglo XVII. Es la que, según Weber, engendró el capitalismo vigente en EE. UU., el norte de Europa, Japón y ahora en China. La que crea empleo. La que genera riqueza y la distribuye. En cambio, nuestro presidente se aferra a los dogmas económicos del catolicismo español de dicho siglo. La riqueza es pecado, los ricos no irán al cielo. Aquella monarquía nos legó una sociedad de pobres vigente hasta el siglo XX. Una sociedad donde el rey (el Gobierno) atiende caritativamente a los necesitados (los parados) y la Iglesia (el Inem) acoge en sus conventos (oficinas) a los pobres.

15-III-10, Jesús Méndez Mateu, cartasdeloslectores/lavanguardia