´Jerusalén: un contencioso eterno´, Xavier Batalla

Nunca habrá paz si no hay un acuerdo sobre Jerusalén. Palestinos e israelíes tiene muchas cuestiones pendientes, entre otras una compleja operación aritmética. La ONU recomendó en 1947 dividir Palestina en dos estados, uno judío (56,47% del territorio) y otro árabe, pero la primera guerra permitió que Israel se ampliara hasta el 78%. Después, con la guerra de 1967, los israelíes ocuparon el 22% restante. Y la Administración Obama pide ahora a Israel que congele la construcción de las colonias que rebañan tierras de ese 22%. Pues bien, si sólo se alcanzara un compromiso para levantar un Estado palestino en una parte de ese 22%, Jerusalén, considerada por Israel su capital eterna e indivisible, seguirá haciendo imposible la paz.

Jerusalén no tenía que dividirse sino compartirse, según las Naciones Unidas. En 1947, cuando el máximo organismo aprobó la partición de Palestina (resolución 181), Jerusalén quedó al margen, como una entidad separada que debería estar tutelada por un comité de la ONU. Es decir, se impuso la internacionalización de la ciudad con lugares santos para judíos, musulmanes y cristianos. Pero la guerra que acompañó a Israel en su nacimiento, en 1948, hizo que Jerusalén no fuera compartida sino dividida. El armisticio de 1949 dibujó otro mapa: el oeste fue ocupado por Israel; el este, incluida la Ciudad Vieja, por Jordania, que lo anexionó en 1950.

En 1967, la guerra de los Seis Días cambió el mapa. Israel ocupó la parte oriental y años después, en 1980, la Kneset (Parlamento israelí) aprobó una ley fundamental que declaró a Jerusalén su capital, "una e indivisible". Esta ley nunca ha sido reconocida por la ONU, que la considera "nula" por violar el derecho internacional. Yen 1988, el Consejo Nacional Palestino declaró que Jerusalén Este sería la capital del Estado de Palestina. El rey Husein renunció entonces a la soberanía jordana sobre Cisjordania y Jerusalén Este.

Israel reunificó Jerusalén en 1967, pero la ciudad no está compartida. Tanto el paisanaje como el paisaje, que se ha ampliado considerablemente, han cambiado con la construcción de colonias israelíes en la zona oriental (palestina). En la década de 1950, Jerusalén Este ocupaba una superficie de 6,5 km2;ahora, con los cambios limítrofes por Israel, se ha agrandado hasta 72 km2.

La Declaración de Washington, del 13 de septiembre de 1993, abrió la puerta a una negociación entre Israel y los palestinos basada en el intercambio de territorios por paz. Pero la declaración aplazó la definición del estatus final de Jerusalén hasta la última fase de las negociaciones, prevista para el 2000. La posibilidad de que Jerusalén Este sea algún día la capital del Estado de Palestina fue contemplada por primera vez por Israel en la cumbre de Taba, en el 2001, pero el proceso de paz quedó interrumpido de manera sangrienta.

Lo que no se interrumpió fue la construcción de asentamientos en los territorios ocupados, incluido Jerusalén Este. Los gobiernos israelíes han clasificado los asentamientos en dos categorías: "legales" (autorizados por el gobierno) e "ilegales" (no autorizados). Pero el derecho internacional no distingue entre esas dos categorías: ambas infringen el artículo 47 del cuarto convenio de Ginebra, que prohíbe la anexión de territorios mediante la fuerza, principio reafirmado por el artículo 2 (4) de la Carta de la ONU. Pese a esto, los colonos se han multiplicado. En 1993 en Cisjordania residían 116.000 colonos; en el 2009, 304.570, según B´Tselem. Y en Jerusalén Este vivían en 1993 unos 160.000 colonos; ahora, 193.700. En síntesis: en las dos partes de Jerusalén, la relación demográfica es de un 66% de judíos por un 34% de palestinos, porcentaje que se reduce un 1% anualmente. El Ministerio del Interior, según The Economist,privó en el 2008 a 4.600 palestinos de su residencia, lo que multiplicó por veinte las denuncias del 2007.

¿Por qué se construyó en las colonias mientras se negociaba? Si alguna vez se llega a un acuerdo de paz, este no se diferenciará mucho de los parámetros de Bill Clinton. Pero Clinton también complicó, sin pretenderlo, la cuestión de los asentamientos. En Camp David (2000) se decidió que los barrios árabes de Jerusalén Este serían transferidos a los palestinos, mientras que los barrios judíos de esta zona pasarían a soberanía israelí. Así, en lugar de favorecer el statu quo, el plan invitó a Israel a rebañar más territorios antes de que el proceso terminara o fracasara. El anuncio de que se construirán 1.600 viviendas más en Jerusalén Este ha provocado ahora una tormenta entre Israel y la Administración Obama, que se opone a la iniciativa, como Europa, Rusia y la ONU. Obama debe estar harto de Netanyahu, y este espera que Obama sea presidente de sólo un mandato. Pero la paz, aunque escampe, seguirá siendo imposible si Jerusalén no es capital de los dos estados.

20-III-10, Xavier Batalla, lavanguardia