significante pederastia en Iglesia Católica (e implicación de Benedicto XVI)

El diario The New York Times, buque insignia de la prensa de calidad en Estados Unidos, volvió a la carga contra Benedicto XVI, poniendo en cuestión su credibilidad en la lucha contra la pederastia en la Iglesia católica. Si el jueves el periódico norteamericano reprochaba al Papa su laxa actitud hacia un cura abusador en Wisconsin (EE. UU.), ayer revelaba que Joseph Ratzinger, cuando era arzobispo de Munich, estuvo mucho más informado de lo que reconoce sobre el caso de un sacerdote pederasta al que le fue permitido retornar al trabajo pastoral y que reincidió en los abusos sexuales.

La archidiócesis de Munich y el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, rechazaron al unísono la versión del diario neoyorquino. Insistieron en que el artículo no aporta ninguna información adicional a lo ya sabido y recordaron que el entonces vicario general, monseñor Gerhard Gruber, asumió "la responsabilidad total" de la supervisión del caso. Para las autoridades de la Iglesia, en Munich y en Roma, "cualquier otra versión de los hechos es pura especulación".

             

Según The New York Times, que cita a dos funcionarios eclesiásticos alemanes, el entonces cardenal Ratzinger recibió una copia escrita de la decisión de reintegrar al cura pederasta, Peter Hullermann, a labores pastorales, pocos días después de que empezara un tratamiento psiquiátrico. También da cuenta de una reunión en la que se abordó el casoy que fue presidida por Ratzinger, el 15 de enero de 1980.

El insólito duelo entre uno de los diarios más influyentes del mundo y el poder bimilenario vaticano hace que el escándalo de la pederastia tenga aún más impacto global. Los responsables de la Iglesia católica se sienten injustamente atacados, víctimas de una campaña para erosionar su prestigio y autoridad. L´Osservatore Romano, órgano oficial vaticano, escribía en su edición de ayer que en los medios hay "un evidente e innoble intento de llegar a golpear, a cualquier coste, a Benedicto XVI y a sus más estrechos colaboradores"...

No obstante, el escándalo no cesa de crecer. En la misma Italia afloran muchos casos que estaban semiescondidos. La cadena RAI3 iba a emitir anoche un reportaje sobre un instituto de Verona donde, durante más de treinta años, se cometieron abusos contra decenas de niños sordomudos. Algunos de los sacerdotes implicados aún están allí.

En el norte de Alemania han surgido sospechas de abusos en un orfanato y unas colonias estivales gestionadas por la Iglesia.

Un largo comentario en la edición digital del semanario hamburgués Der Spiegel decía que el Papa debería plantearse dimitir. Citaba el precedente de la líder de la Iglesia Evangélica, que dejó el cargo por algo mucho menos grave como el ser pillada conduciendo con una copa de más.

27-III-10, E. Val, lavanguardia

La prensa anglosajona, mientras, no da tregua. Según el diario londinense The Times, el Vaticano está presionando al cardenal irlandés Sean Brady para que dimita. Y el periódico católico estadounidense National Catholic Reporter, en un editorial, instó al Papa a aclarar por completo su papel en el escándalo, como ex arzobispo de Munich y en su tiempo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. "Circunstancias extraordinarias requieren una respuesta extraordinaria", decía la publicación católica.

                      

El obispo "está de viaje", dicen en la oficina del obispado de Ratisbona, la ciudad bávara regada por el Danubio, en cuyo atardecer la silueta de la catedral lo domina todo. Consagrada a san Pedro, cuyas llaves son escudo de armas de la villa, es el edificio más alto, su figura destaca en el horizonte.

Ratisbona (Regensburg, para los alemanes) es sede de uno de los obispados más antiguos de Alemania, con 1.271 años de historia. De aquí partió, en 1118, la tercera cruzada, y entre sus hijos ilustres figura don Juan de Austria, hijo ilegítimo de Carlos V.

Al lado de esa historia, los casos de abusos sexuales y malos tratos que están salpicando a las instituciones católicas de la ciudad no llegan ni a nota a pie de página, pero eso ni es consuelo para las víctimas ni impide que Ratisbona destaquesobre el horizonte alemán de centenares de casos de abusos que vienen aflorando desde enero. El principal motivo es la particular relación que la ciudad guarda con el Papa.

Benedicto XVI entró en 1969 como profesor de la Universidad de Ratisbona, de la que fue vicepresidente en 1976. Aquí enseñó, fundó academia y es profesor honorario. Su hermano mayor, el obispo Georg Ratzinger, ha vivido aquí media vida. También la hermana de ambos, Maria, vivió una época, y murió, en Ratisbona, en cuyos alrededores están enterrados sus padres.

Entre 1964 y 1994, Georg Ratzinger fue el director del famoso coro catedralicio local, los Domspatzen (gorriones de la catedral), un colectivo de 500 niños y adolescentes que estudian y cantan en tres instituciones integradas: coro, internado y colegio. Allí se han detectado casos de abusos sexuales y malos tratos.

Alexander Probst, de 49 años, formó parte de ella de 1968 a 1971. Dice que el prefecto de la escuela de Etterzhausen, preparatoria para el coro, le manoseaba. Se llevaba a algunos al despacho, los ponía de rodillas, les hacía bajarse los calzoncillos y les golpeaba el trasero con el arco del violín. Cuando pasó al internado del coro catedralicio las cosas fueron a peor. Probst califica a Georg Ratzinger, entonces director del coro, de "sádico y colérico", opinión que no comparte Anton Zuber, biógrafo del hermano del Papa. "Los palos eran cosa diaria, cuando en los ensayos desafinabas o cuchicheabas con el compañero", explica Probst.

Georg Ratzinger ha admitido que repartía bofetadas, "como reacción a fallos o travesuras", pero no con brutalidad. En aquella época era normal, ha dicho, sugiriendo que hay una campaña contra la Iglesia. Probst dice haber perdido mechones de pelo porque Ratzinger lo agarró para abofetearle. Todos le temían y organizaban guardias para avisar si aparecía, dice en un testimonio publicado por el Donau Kurier.

En el internado, el prefecto Sturmius, destinado allá entre 1970 y 1972 y ordenado sacerdote en 1978, "tenía revistas porno en su habitación, nos enseñaba películas de sexo". Después, aparecía en el dormitorio para tocarlos. Probst dice odiar el coro y se siente incapaz de acudir a la iglesia, aunque se declara creyente. El obispado ha divulgado esta semana siete casos más de abusos, a cargo de cuatro clérigos y dos monjas, todos ellos vivos, pero la revista Stern ha publicado otros mucho más graves de varios lugares del país. Como el de Astrid Mayer, de 45 años, que dice haber sido violada en una sacristía del sur de Alemania a los ocho años, o el de Cornelia Hüttinger, de 49, obligada por un clérigo a masturbarle y luego violada entre los seis y los catorce años en un orfanato de franciscanas.

Tras su entrevista con el Papa el día 12, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Robert Zollitsch, se declaró "fortalecido" y dispuesto a una clarificación "completa y consecuente".

"Las víctimas deben ser puestas en el centro, la protección de la Iglesia y de los clérigos por detrás", dice el bávaro Alois Glück, presidente del comité central de los católicos alemanes. Es lo que hace la diócesis de Ratisbona.

El obispado ha creado una comisión encargada de investigar casos. El propósito es "justicia y ayuda para las víctimas, persecución judicial y eclesiástica de los autores e impedir la repetición", dicen en el obispado. Las víctimas "establecen contacto con mucho cuidado, reflexionan mucho lo que quieren decir", dice la doctora Birgit Böhm, encargada de las denuncias en esta comisión.

Glück califica de "dolorosa" la actual crisis, pero a largo plazo puede ser "curativa", porque, dice, obliga a plantearse aspectos como la formación de los sacerdotes y, quizá, el mismo celibato.

En este contexto, el obispo de Ratisbona, Gerhard Ludwig Müller, responsable de ecumenismo en la Conferencia Episcopal Alemana y persona muy apreciada por el Papa, pronunció el domingo pasado un polémico sermón en la catedral. Dijo que la prensa utiliza la actual crisis como pretexto para prejuicios y acosos contra la Iglesia. Müller mencionó como precedente ejemplar la valerosa protesta de un grupo de mujeres de la ciudad contra los nazis en 1941. "También ahora vivimos de nuevo una campaña contra la Iglesia", dijo.

En la versión en internet, se omitió el "de nuevo" y Müller intentó impedir que el sermón se difundiera por la radio. En el alud de críticas destaca la ministra de Justicia bávara, democristiana, que ve desafortunada la comparación con el nazismo. En el obispado dicen que esa referencia se ha sacado de quicio. Mientras, el obispo se ha ido de viaje a Centroamérica.

28-III-10, E. Val/R. Poch, lavanguardia

En pleno escándalo mundial sobre la pederastia en la Iglesia católica, una influyente orden religiosa conservadora, los Legionarios de Cristo, reconoció que su difunto fundador, el sacerdote mexicano Marcial Maciel Degollado, fue un abusador sexual y tuvo al menos un hija - y posiblemente otros vástagos-en relaciones con varias mujeres.

En una nota divulgada ayer por el director general de la orden, creada en 1941, ÁlvaroCorcuera, manifestó sus disculpas a "todos aquellos que se hayan visto afectados, heridos o escandalizados por las reprobables acciones de su nuestro fundador".

Aunque hacía muchos años que pesaban acusaciones muy graves contra Maciel - como abusador sexual de decenas de jóvenes seminaristas e incluso de los propios hijos que había engendrado en relaciones con varias mujeres-,el anterior papa, Juan Pablo II, se negó a actuar contra él. Benedicto XVI, sin embargo, tuvo claro que había que abordar el problema, dado el daño moral incalculable que estaba causando a la Iglesia. En el 2006, tras analizar nuevas pruebas incriminatorias contra Maciel, el Papa le ordenó que dejara la dirección de la orden y se retirara a una vida "de oración y penitencia". Pero el fundador falleció en el 2008, a los 87 años, aún como sacerdote.

"No podemos mirar a su persona como modelo de vida cristiana y sacerdotal", decía el comunicado de los Legionarios de Cristo, que profesaban una admiración ciega por Maciel y han tardado en admitir la gravedad del escándalo. "Pedimos a todos los que le acusaron que nos perdonen a aquellos a los que no creímos o fuimos incapaces de escuchar, dado que en aquel momento no podíamos imaginar que tal comportamiento (de Maciel) tuviera lugar", proseguía la nota.

El mea culpa llega pocos días después de que el Vaticano anunciara el final de una investigación sobre la orden. Pronto se darán a conocer las conclusiones, que pueden ser devastadoras. Los Legionarios de Cristo cuentan con más de 800 sacerdotes y 2.500 seminaristas, además de administrar unos doscientos colegios en todo el mundo. A la rama laica, Regnum Christi, están afiliadas decenas de miles de personas. La orden ha ejercido influencia en círculos empresariales y políticos mexicanos y españoles.

Desde México, uno de los supuestos hijos de Maciel, Raúl González Lara, consideró "superficiales" las excusas de la orden y pidió un resarcimiento económico por los daños sufridos.

27-III-10, E. Val, lavanguardia