“Corrupción ejemplar“, Llątzer Moix

El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, tiene tres esposas, una novia y veinte hijos reconocidos. La manutención de esta tropa le cuesta al Estado sudafricano dos millones de dólares al año. Este caso llama la atención, pero no más que el de su correligionario Julius Malema, líder de las juventudes del Congreso Nacional Africano (CNA). A sus 29 años, Malema dirige una empresa que ha ganado 20 millones de dólares mediante contratas municipales. Las hazañas de Zuma y Malema han permitido a la prensa escribir que los líderes de la CNA, el partido de Mandela que luchó por la libertad, luchan hoy para enriquecerse.

El viejo fantasma de la corrupción recorre el mundo, infatigable. No importa donde uno mire: siempre nos topamos con él. Colocamos el dedo sobre el globo terráqueo, lo hacemos girar y cerramos los ojos hasta que se detiene. El dedo señala la remota Patagonia. ¿Habrá corrupción allí? Quizás. El matrimonio Kirchner - Néstor fue presidente de Argentina entre el 2003 y el 2007, cuando le relevó su esposa, Cristina, aún en el cargo-se ha declarado titular de 28 propiedades en la zona de Calafate, cuatro compañías y depósitos bancarios que suman 8,4 millones de dólares. La fortuna de los Kirchner se ha multiplicado por siete desde que son presidentes.

Sin salir de España, esta semana hemos visto abandonar la cárcel a Luis Roldán. Y hemos visto entrar - ¡y salir!-de un juzgado palmesano a Jaume Matas, ex presidente balear y ex ministro de Aznar, imputado en nueve delitos de corrupción. Matas ha seguido los pasos de la que fue segunda autoridad balear, Maria Antònia Munar. Siempre altiva, suficiente y envalentonada por la impunidad, Munar administró durante años la escasa fuerza de su partido en beneficio propio.

La corrupción está por todas partes y se reproduce sin tasa. Un historiador canadiense, que la estudió al detalle, desconfiaba de que fuera posible erradicarla; y decía, eso sí, que debía empezar a preocuparnos mucho cuando supera el 15% de los negocios públicos. Pero una cosa es que la corrupción brote de continuo, y otra cosa casi peor es que su persecución sea torpedeada. Estos días asistimos, atónitos, a la anulación por defectos de forma de pruebas contra los cabecillas de la trama Gürtel, que parasitó la administración del PP. La justicia tendrá sus razones. Pero priorizar la forma del procedimiento cuando la afrenta de fondo es grave y reiterada podría pasar por exceso garantista.

No se trata sólo del latrocinio de dineros públicos. Se trata también del ejemplo perverso que genera su tolerancia. En Sudáfrica, los niños adoran - y envidian-a Malema. En España se ensalza la audacia del método Roldán (unos años de fraude y mangancia, tres lustros a la sombra, una jubilación dorada). Y acaso Matas, Munar y Correa acaben dando cursos en una universidad de verano, junto a jueces de celo exquisito. ¡Ojo a las carteras!

28-III-10, Llàtzer Moix, lavanguardia