´ ´´Estudiando´´ ´, Cristina Sánchez Miret

¿Tienes tema para esta semana? -me ha preguntado mi hijo cuando me disponía a hacer el artículo-. Cuenta lo de tu alumno". Me ha hecho gracia y he aceptado gustosa su sugerencia, sin duda influida por la reflexión hecha a partir de sus propias puntuaciones. Me ha parecido además oportuno tanto porque muchos alumnos han abierto sus notas del segundo trimestre esta semana como porque tenemos tendencia a contar -al menos eso dicen algunos estudios- las cosas negativas más que las positivas.

El jueves, solucionado el tema que había traído a un alumno a mi despacho -un error en la nota-, nos pusimos a hablar sobre sus otras asignaturas. Xavier -así se llama el alumno- está haciendo primero, que es un año crucial en los estudios universitarios; muchos no continúan. Estaba muy contento porque, entre otras cosas, había aprobado mates. No se lo esperaba por diversas razones: no venía del bachillerato, no tenía una buena base para seguir las explicaciones y, a pesar de tener un buen profesor, "no entendía nada"; además, en el primer control su puntuación fue un cero. En cambio, en el examen, de más de cincuenta estudiantes examinados, sólo aprobó un poco más de la decena, él entre ellos. Le pregunté: "¿Cómo lo has hecho?". Se sorprendió y me miró con extrañeza -creo que para comprobar que la pregunta iba en serio-. Y me respondió: "Estudiando".

De hecho, el alumno me dio una gran lección. La más básica. La que me parece que ante tanta novedad -tanta nueva teoría, tanto cambio de enfoque, tanto nuevo espacio europeo, tantas nuevas tecnologías, tantas nuevas necesidades, tanto hablar de nuevos perfiles del alumnado- hemos perdido de vista nosotros -los profesores- y ellos -los alumnos-: para aprender hay que estudiar. No tiene más secreto. Y, en su defecto, para aprobar se debería tener que estudiar. ¿Cuánto? Lo necesario, si poco no es suficiente, más; y si mucho tampoco lo es, también más.

Este no es el principal mensaje que lanzamos a los alumnos, y debería serlo. Es sin duda alguna el más útil. Es el que más cuesta aceptar y el que les parece más difícil. A la mayoría, a pesar de llevar tantos años en el sistema educativo y de haber progresado en él, les falta el hábito, la práctica y la costumbre de hacerlo.

28-III-10, Cristina Sánchez Miret, socióloga, lavanguardia