´El problema no son los kilos, son los años´, Santiago Tarín

El problema de los sumarios es al revés de lo que que plantea el anuncio: a lo justicia no le pesan los kilos, le pesan los años. La opinión pública y los políticos se pasan la vida discutiendo sobre el endurecimiento del Código Penal para determinados delitos, pero nadie pone los puntos sobre las íes cuando se trata de investigaciones económicas, pues son estas las que acaparan los procedimientos donde los folios se cuentan por miles.

Es difícil valorar si son necesarias 50.000 páginas para instruir una causa. De entrada, de ellos muchos son trámites que, al final, no tienen incidencia ni en el juicio ni en la lectura. La verdad es que el núcleo es mucho más reducido, pero en el sumario debe constar todo. Donde falla el sistema es en el tiempo que transcurre hasta que se celebra el juicio. Por ejemplo, Gran Tibidabo llegó ante un tribunal trece años después de iniciadas las pesquisas. En estos meses se está celebrando en la Audiencia de Barcelona el juicio por la trama de corrupción en Hacienda, que se descubrió a finales de los años noventa. Por si no nos situamos, estamos en abril de 2010: llevamos diez años tras el cambio de siglo.

Esto no es razonable. A lo largo de estos años en que se desarrolla la tramitación judicial actúa la vida: los perjudicados se mueren y reclaman sus herederos, los imputados enferman, los testigos no se acuerdan y a muy pocos les interesa ya lo que ocurrió. Y cuando sale la sentencia, no es raro que se hable de dilaciones indebidas o que se pidan ya indultos. En este sentido, no deja de causar impresión la velocidad con la que se ha tratado el caso de Bernard Madoff en Estados Unidos: fue detenido por fraude en diciembre de 2008 y sentenciado en junio de 2009.

Es muy raro que en España procesos tan dilatados se desarrollen fuera del ámbito del delito económico o de la corrupción, lo que da a entender que el sistema jurídico español no está muy al día para afrontarlos. Alguien debería plantear modificaciones para ganar agilidad en estos temas, aunque no parece que esto sea hoy una prioridad, sino el populismo penal. Que cada quien deduzca por qué. Lo evidente es que el problema no son los miles de folios, sino el tiempo que se tarda en llevarlos desde el juzgado hasta el tribunal: a la justicia no le pesan los kilos de los sumarios, sino los años.

8-IV-10, Santiago Tarín, lavanguardia