´Caliente geopolítica ártica´, Xavier Batalla

Hace dos siglos, el sueño de un explorador era navegar por el pasaje del Noroeste, en el Ártico. Pero los sueños fueron pesadillas. En el 2007, cuando se registró una pérdida récord de hielo, diecisiete buques navegaron sin dificultad por este pasaje, que Canadá considera suyo. No sólo el cambio climático calienta el Ártico: también lo hace el interés por los recursos naturales y las rutas navegables. Estos son algunos de los porqués.

¿Por qué el Ártico es una mina?

The US Geological Survey calculó en el año 2009 que el Ártico contiene 90.000 millones de barriles de petróleo, 1,6 billones de metros cúbicos de gas natural y 44.000 millones de barriles de gas natural líquido, así como grandes reservas de estaño, manganeso, platino, diamantes y níquel. "La disminución de los hielos en los periodos estivales significa que los estados ribereños miran hacia el Ártico como un teatro marítimo para actividades económicas", manifestó a este corresponsal Jöel Plouffe, investigador de la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM). Y con el deshielo también puede llegar la apertura de rutas que reducirían en unos 7.000 kilómetros el trayecto entre Europa y Asia.

¿Qué escenario y cuáles son los actores?

El Círculo Polar Ártico cubre un área de más de 21 millones de km2, lo que equivale al 6% de la superficie del planeta. En este escenario, los actores son diversos. Hay ocho Estados, pueblos indígenas, ciudades y empresas que defienden sus intereses ante la promesa de los grandes recursos naturales del Ártico.

¿Por qué el Ártico no es la Antártida?

El tratado Antártico, firmado el 1 de diciembre de 1959, prohíbe toda actividad militar y comercial en la Antártida, el continente que circunda el Polo Sur. Por el contrario, la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, firmada en 1982 en Montego Bay (Jamaica), reconoce en su artículo 76 que los estados ribereños del Ártico pueden ampliar su soberanía si demuestran que los fondos que reivindican son prolongación de sus plataformas continentales.

¿Hasta dónde llegarán las soberanías?

La convención de la ONU, ratificada por 70 estados pero no por Estados Unidos ni por Rusia, reconoce a los países costeros una soberanía de 12 millas marinas y una zona económica exclusiva (ZEE) que se extiende hasta 200 millas. En esta zona, un Estado tiene derecho a explorar y explotar los recursos. Pero, más allá de estas 200 millas, y también según el artículo 76, un Estado puede extender sus derechos hasta 150 millas náuticas más, siempre que demuestre cartográficamente, ante un comité de las Naciones Unidas, que son una prolongación de su plataforma continental.

¿Quiénes integran el Consejo Ártico?

La cooperación comenzó en 1990, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética delimitaron su frontera en el estrecho de Bering y el mar de Chukchi, aunque Rusia aún tiene que ratificar el acuerdo. Y en 1996 se constituyó el Consejo Ártico,que es un foro consultivo para fomentar la cooperación entre sus ocho miembros: los cinco del océano glacial Ártico -Canadá, Estados Unidos, Rusia, Dinamarca (Groenlandia) y Noruega- y los tres con costas sobre el Círculo Polar Ártico- Islandia, Finlandia y Suecia-. Michael Byers, profesor de la Universidad de Columbia Británica y autor de Who owns the Arctic?, afirmó a este corresponsal: "Los cinco países con costas en el océano Ártico tienen derechos, como España en su litoral, sobre el petróleo, el gas y los minerales que pueda haber en sus plataformas continentales".

¿A quién pertenece entonces el Ártico?

"El Ártico no pertenece a ningún país", afirma Plouffe. Y añade: "En los años venideros, cuando un comité especial de la ONU dictamine sobre las pruebas cartográficas que cada país deberá presentar, los estados ribereños del océano Ártico tendrán que reconocer mutuamente sus derechos; de momento, sólo Noruega, de los cinco estados ribereños, ya ha hecho sus deberes científicos; Canadá tiene fijado el plazo en el año 2013".

¿Quiénes están repartiéndose el mapa?

"Los cinco grandes del Consejo Ártico llegaron a un compromiso en el año 2008, en una reunión en Groenlandia, para repartirse la región; lo que pretenden es que la ONU ratifique el acuerdo al que lleguen", afirmó en Montreal a este corresponsal el científico español Carlos Duarte. Byers considera que "la situación es buena después de que Barack Obama firmara un acuerdo con Rusia para reducir los arsenales nucleares". Y para Plouffe, "nada indica que habrá una lucha o batalla por el Ártico".

¿Cuál es la posición de los canadienses?

El derretimiento de los hielos permitió en el verano del 2009 que el pasaje del Noroeste fuera declarado navegable aunque bajo vigilancia. "En dos décadas todos los pasos pueden ser navegables", afirma Duarte. Pero Estados Unidos considera que este pasaje es un estrecho internacional. Lawrence Cannon, ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, declaró en Ottawa a este corresponsal: "El pasaje del Noroeste es parte de nuestras aguas territoriales; lo que discuten estadounidenses y europeos es la forma en que este pasaje podrá ser navegable". "En 1988, Canadá y Estados Unidos acordaron que todo el mundo podrá navegar por el pasaje si se notifica con antelación, y este acuerdo es vigente", añadió. Canadá argumenta que si el pasaje es considerado internacional, aumentará el tránsito sin control, por lo que será mayor el riesgo de catástrofes ecológicas como la provocada por el petrolero Exxon Valdez en 1989.

Pero ¿hay peligro de confrontación?

Robert Huebert, profesor de la Universidad de Calgary, manifestó a este corresponsal: "En los últimos tres años han aumentado los entrenamientos y las mejoras en el potencial militar de algunos estados; todos hablan de cooperación, pero también se preparan para el conflicto, aunque cuando digo conflicto no quiero decir confrontación militar, sino ausencia de cooperación". "Rusia actúa unilateralmente, pero no es el único Estado que lo hace", añadió.

¿Qué reivindican los pueblos indígenas?

La presencia de los inuits en el Ártico,que se remonta a tiempos remotos, es un factor que los estados esgrimen para apoyar sus tesis. Pero los inuits de Groenlandia, Canadá, Alaska y Rusia tienen sus propias reivindicaciones. Si se hallara petróleo en Nunavut, territorio autónomo de Canadá cuya población inuit representa el 85%, y en Groenlandia, con el 88% y una gran autonomía dentro de Dinamarca, Byers ve posible que pidan integrarse en una federación "como Estado nacional independiente".

Situado entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, el océano glacial Ártico fue el frente más frío de la guerra fría (1947-1991). Ahora, con el cambio climático, el Ártico también se está calentando geopolíticamente. Aún tendrán que pasar años para que todos los pasajes sean navegables, pero los hielos ya se derriten, lo que convierte al Ártico, con sus inmensos recursos naturales, en la última frontera del mundo. Estos son algunos de los porqués.

¿Cuál es la nueva estrategia de Canadá?

Históricamente, el Ártico no ha sido escenario de reivindicaciones territoriales. Pero la temperatura también sube ahora geopolíticamente. La guerra fría hizo que la región fuera un teatro de operaciones donde estadounidenses y soviéticos se vigilaron mutuamente. Y esto congeló la investigación científica. Ahora todo es distinto. Para empezar, Canadá, ante las ambiciones de sus vecinos, ha elaborado lo que denomina "una nueva estrategia para el norte", que establece cuatro prioridades: el ejercicio de la soberanía canadiense sobre el Ártico,la protección del patrimonio natural, el desarrollo social y económico y la descentralización de la gobernanza en el norte. Lawrence Cannon, ministro canadiense de Asuntos Exteriores, declaró a este corresponsal: "En el Ártico se trata de utilizarlo o de perderlo. Y el Gobierno ha decidido utilizarlo".

¿Qué presencia tiene Estados Unidos?

Estados Unidos ha mantenido buena parte de su potencial militar en el Ártico después de la guerra fría, ya que la región, con la amenaza nuclear de Corea del Norte, sigue siendo estratégicamente importante. Sin embargo, como afirma Robert Huebert, profesor de la Universidad de Calgary, Estados Unidos es "una potencia ártica dubitativa". Está preocupado por la seguridad y considera que el pasaje del Noroeste es parte de las aguas internacionales, al contrario de lo que opina Canadá. Pero Estados Unidos no ha ratificado el Convenio de la ONU sobre el Derecho del Mar, que firmó en 1994. Y al no hacerlo, como Rusia, proyecta dudas sobre la capacidad del máximo organismo para pronunciarse sobre las ambiciones de los estados ribereños que quieren extender sus aguas territoriales en el Ártico.

¿Qué es lo que más ambiciona Rusia?

Rusia también ha decidido utilizar el Ártico. En julio del 2007, Artur Chilingarov, el más famoso de los exploradores rusos y dirigente de un partido nacionalista, encabezó la expedición que plantó una bandera rusa en el fondo del Polo Norte. "El Ártico es ruso", afirmó Chilingarov. Y en septiembre del 2008, Moscú expuso su política en el Ártico para un periodo que abarca hasta el año 2020. Los dirigentes rusos consideran que pueden extender la zona económica exclusiva hasta 350 millas náuticas. Ese mes de septiembre, batiscafos rusos estudiaron la parte inferior de la Dorsal de Lomonosov, que se extiende entre Norteamérica y Asia, para confirmar que estos territorios pertenecen a la plataforma continental rusa. Moscú reivindica los derechos de explotación de unas zonas de más de un millón de km2.

¿A qué aspira la Unión Europea?

El Parlamento Europeo aprobó en el 2008 una resolución que recomienda a la Comisión Europea que solicite el ingreso de la Unión Europea en el Consejo del Ártico como observadora. España pidió el estatus de observador el año pasado, pero Rusia se opuso. La Unión Europea argumenta que está unida al Ártico por tres de sus miembros: Dinamarca (Groenlandia), Finlandia y Suecia. Y otros dos estados árticos, Islandia y Noruega, son miembros del Espacio Económico Europeo. La posibilidad de que, en dos décadas, se abran todos los pasajes árticos tiene una gran importancia para el comercio mundial, que en un 90% se realiza por mar. Dinamarca controla el 10% del transporte marítimo.

¿Qué contenciosos aún tiene Canadá?

Canadá y Dinamarca andan a la greña por la isla Hans, de 1,3 km2 y despoblada, que está entre Groenlandia y la isla Ellesmere (Canadá). Los dos países acordaron en 1973 aplazar la decisión final hasta la conclusión de las negociaciones sobre el reparto del océano Ártico. Canadá y Estados Unidos mantienen otra disputa en el mar de Beaufort. Los límites trazados por un acuerdo de 1825 no son aceptados por Washington ante la posible existencia de petróleo y gas. Y Canadá y Rusia también compiten para demostrar cartográficamente que la Dorsal Lomonosov es la prolongación de sus plataformas continentales.

¿Qué disputa acaba de ser solucionada?

Rusia y Estados Unidos siguen sin resolver sus diferencias en el mar de Bering. En 1990 firmaron un acuerdo que supone la renuncia rusa a unos 50.000 km2. El Senado estadounidense lo ratificó en 1991, aunque no el Parlamento ruso. Pero Rusia y Noruega han firmado esta semana un acuerdo que pone fina una disputa de cuarenta años sobre un área del mar de Barents, entre las islas Svalbard (Noruega) y las islas rusas Nueva Zembla y Tierra de Francisco José, y de parte del océano Ártico. El área se repartirá en dos zonas prácticamente iguales.

¿Habrá menos aguas internacionales?

Los cinco grandes países del Ártico acordaron en el 2008, en Groenlandia, negociar un acuerdo que deberá ser ratificado por la ONU. El pasado marzo, el Consejo del Ártico se reunió sin que fueran convocados Islandia, Suecia y Finlandia. "En la reunión de Groenlandia, un año después de que los rusos plantaran su bandera a 4.000 metros de profundidad, los cinco dibujaron un nuevo mapa del Ártico en el que las aguas internacionales, que ahora son el 50% del total, se reducirán a sólo un 10%", afirma el científico español Carlos Duarte.

¿Y por qué se quejan ahora los inuits?

Ottawa argumenta que la inmemorial presencia de los inuits respalda la soberanía canadiense sobre el Ártico. Pero los inuits son críticos con el Gobierno de Stephen Harper. Pita Aatami, presidente de Makivikk Corporation, administradora de las compensaciones gubernamentales a los inuits del norte de Quebec, manifestó a este corresponsal: "Los inuits no son la prioridad del Gobierno, que nos ha dejado al margen de la discusiones sobre el Ártico".Y Morley Hanson, responsable de Nunavut Sivuniksavut, organización con sede en Ottawa, subrayó una gran ironía. Ottawa no cobra royaltis a sus provincias por los recursos en tierra firme, ya que estos no están bajo jurisdicción federal. Pero el caso del territorio autónomo de Nunavut, administrado por los inuits desde su creación en 1999, es diferente: los recursos están en el mar, que está bajo jurisdicción federal. "Nunavut no se beneficiará de la explotación de los minerales, ya que son de Ottawa", dijo.

24-IV/1-V, Xavier Batalla, lavanguardia