´La limitada diversidad ideológica de los medios: el caso Samaranch´, Vicenç Navarro

Desde que volví del exilio he escrito extensamente sobre la limitada diversidad ideológica que existe en los mayores medios de información y persuasión españoles (con clara discriminación de puntos de vista críticos con sensibilidad de izquierda), uno de los mayores problemas que tiene la democracia española (y del cual apenas se habla en tales medios). Un ejemplo de ello es la cobertura de la muerte de Juan Antonio Samaranch, Presidente Honorario del Comité Olímpico Internacional (COI). Su defunción dio pie a un sin fin de artículos en los mayores medios de información españoles que rayaron la idolatría. Siendo una persona representativa de la burguesía catalana, la práctica totalidad de artículos fueron de gran alabanza de su persona y su figura, habiendo sido su cuerpo expuesto en el Palau de la Generalitat, máxima expresión de homenaje y respeto a una persona en Cataluña.

En el clima de olvido de nuestro pasado, que ha promocionado el establishment político y mediático en Cataluña y en España, era predecible que la prensa escrita de mayor difusión del país alcanzara tal nivel de adoración a esta figura. Lo que me parece preocupante, es que, siguiendo con la escasa cultura democrática de la mayoría de aquellos medios no apareciera casi ningún artículo crítico, tanto de su pasado fascista (del cual nunca se distanció), ni de su labor al frente del Comité Olímpico como su Presidente. Encuentro vergonzoso que los únicos rotativos que lo hicieron –dando una imagen más equilibrada de tal personaje- fueron los rotativos extranjeros (con contadísimas excepciones en nuestro país, tales como Público y El Plural). El Financial Times, periódico conservador de derechas y de sensibilidad liberal, publicó una reseña de Samaranch, escrita por Andrew Jennings, autor del análisis más detallado del movimiento olímpico que se haya escrito, The Great Olimpia Swindle 2000, que añadía muchas sombras a las luces que iluminaban el cielo informativo español. Este artículo definió a Samaranch, como el “superviviente adaptable a todas las situaciones en su oportunismo”, característica que La Vanguardia convirtió en virtud presentando tal característica de su biografía como expresión del “gran arte de la adaptación”.

Su amor por el deporte fue acompañado por su amor y dedicación al fascismo. Como señala Jennings, Samaranch firmaba sus cartas en los años cincuenta con la siguiente frase “siempre a tus órdenes, te saluda en brazo alto”. Brazo alto era el saludo fascista, aclaración necesaria pues a la juventud española no se le ha enseñado la historia reciente de nuestro país y puede no saber que el brazo alto era el saludo del nazismo alemán, del fascismo italiano y del fascismo español. Tal lealtad fue recompensada por el régimen fascista español nombrándole responsable de la dictadura en Cataluña, en cuyas cárceles, la Policía Política torturaba a los demócratas detenidos, realidad conocida por las autoridades fascistas en Cataluña, dirigida por Samaranch. Como señala Jennings, vestía con orgullo el uniforme fascista y saludaba a todas las autoridades con el brazo bien alto. Incluso en 1971, ya en los últimos años del fascismo, la lealtad al régimen fascista permaneció inquebrantable, declarando que “yo soy leal a todo lo que Franco representa. Soy un hombre del Movimiento Nacional (lo cual quiere decir del movimiento fascista, aclaración mía) y naturalmente que voy a permanecer leal a tal régimen todo el resto de mi vida”.
Samaranch nunca pidió perdón, ni a la población que sufrió la dictadura, ni a las víctimas de su represión. Todo lo contrario, estaba muy orgulloso de su identificación fascista y función represora. En 1999 declaró en una entrevista que “no estoy avergonzado de mi servicio al régimen dirigido por el General Franco. Franco hizo grandes cosas por España. Mantuvo a España fuera de la II Guerra Mundial, creó las clases medias y escogió a un buen sucesor, el Rey”, el cual le recompensó nombrándole parte de la Nobleza, tal como también informó el Herald Tribune, el 22 de abril de 2010 en su obituario. Esta fidelidad al fascismo provocó una movilización en países más democráticos y menos tolerantes del fascismo que el nuestro, para retirarle la Presidencia Honorífica del Comité Olímpico por su pasado fascista y su defensa del régimen fascista (el régimen que asesinó a más españoles en el siglo XX), movimiento que estaba alcanzando dimensiones que hubieran conseguido su objetivo, si su muerte no hubiese interrumpido el proceso.

En cuanto a su labor como dirigente del movimiento olímpico, tales reportajes del Financial Times (22.04.10) y Herald Tribune (22.04.10), además de citar las aportaciones de Samaranch al movimiento olímpico también añadieron otras aportaciones negativas, incluyendo la cultura de corrupción que se estableció en tal movimiento, ampliamente extendida durante su mandato. Según el Herald Tribune (22.04.10), un tercio de los miembros del Comité Olímpico estaban involucrados en casos de corrupción en la selección de Salt Lake City, Atlanta y Sydney. Su amistad con dictadores y miembros de gobiernos, profundamente corruptos, era bien conocida, habiendo nombrado a varios de ellos miembros del Comité Internacional, los cuales tuvieron que dimitir debido al escándalo internacional.

Otra crítica de su mandato fue su incapacidad de resolver el gran problema del dopaje, que también caracterizó los Juegos Olímpicos durante el gobierno de Samaranch. Según sus críticos, Samaranch permitió unas prácticas que tendrían que haberse eliminado. Estas son noticias que los lectores de los diarios escritos de mayor difusión en España no conocen por no haber sido informados.

artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 03 de mayo de 2010, vnavarro.org