´Incremento de autoridades´, Quim Monzó

Quizá porque cuando fui a sacarme el carnet de conducir aprobé teoría y práctica a la primera, nunca me pasó por la cabeza coger a mi examinador del brazo, zarandearlo y amenazarlo con clavarle un cuchillo. Quizá fue por eso o quizá porque soy de otra época. Hace tres días, en Mataró, un alumno suspendió la práctica y su reacción fue la descrita: coger al examinador del brazo, zarandearlo, amenazarlo con clavarle un cuchillo y decirle que cuidadito porque acababa de salir de la cárcel. Estos detalles tan enriquecedores desde el punto de vista cultural los explica Joaquín Jiménez, presidente de la Asociación de Examinadores de Tráfico de España, y los recoge Europa Press.

De modo que, como protesta por la agresión mataronense, los examinadores pararon ayer cinco minutos: a la hora del ángelus y tanto en las jefaturas provinciales de Tráfico como en los centros donde examinan. No hace ni un mes - el 15 de abril-hubo otra jornada de protesta por hechos similares. Una jornada que, como suele pasar, no sirvió para nada, ya que luego, el 23 de abril, en A Coruña, un alumno que acababa de suspender también la práctica "se acercó por detrás a la examinadora, después de que esta bajara del coche, la agarró de los pelos y la estampó contra un coche en dos ocasiones". El festival continuó cuando "un compañero de la examinadora, que acudió en su ayuda, también fue golpeado por el conductor suspendido".

Maestros de escuela, médicos, enfermeras y ahora examinadores de tráfico. No hay quien se escape de la oleada de salvajes que habita entre nosotros. Como método para evitar las agresiones, los examinadores piden que, de entrada, los resultados del examen de práctica no se den justo tras hacerlos. Si se dan más tarde, en la jefatura de Tráfico, los examinadores no estarán presentes y los alumnos no podrán agredirles. Pero la dirección general de Tráfico dice que eso complicaría las cosas a quien no tiene culpa ninguna. Mientras se mantiene esa indecisión, los examinadores piden que, igual que se ha hecho con los médicos, también a ellos los consideren "autoridades públicas". La ventaja de que te consideren autoridad pública es que cuando alguien te agrede puedes actuar contra él por lo penal y no por lo civil como ahora, con unas penas que dan risa. Amíme parece bien. Igual que a los médicos, yo consideraría autoridad pública a los profesores de escuela y a los examinadores de tráfico. Y, ya puestos, ¿por qué no también al resto de los ciudadanos? Si la violencia está a la orden del día, si las agresiones se multiplican, pues mejor que todos los ciudadanos, absolutamente todos, seamos autoridades públicas.Así podremos actuar contra los bárbaros por la vía penal. O eso o cambiamos el Código Civil de arriba abajo para que deje de ser el chiste que es ahora.

7-V-10, Quim Monzó, lavanguardia