´¿Necesitamos realmente el HDI -Índice de Desarrollo Humano- hoy en día?´, Francisco R. Rodríguez

Wed, 12 May 2010 11:00:41 BST

¿Necesitamos realmente el HDI hoy en día?

By Francisco R. Rodríguez
Jefe del Equipo de Investigación, Oficina encargada del Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD

Durante 20 años, el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) ha utilizado el Índice de Desarrollo Humano (HDI) para medir el desarrollo humano mediante un pequeño conjunto de indicadores simples de salud, educación y estándares de vida. El HDI se presentó con una sencilla a la vez que poderosa afirmación: el desarrollo es mucho más que el nivel de ingresos. Es fácil olvidar que, por aquel entonces, el Informe sobre Desarrollo Mundial del Banco Mundial publicó una clasificación de países ordenados por ingresos per cápita, aunque siete años después, el Banco cambiaría a una clasificación alfabética.

En aquel contexto, el HDI fue novedoso e innovador. Aunque no fuera la primera vez en la que se utilizaron índices agregados para medir la situación de un país, hay que recordar que Arthur Okun ya había propuesto el “índice de la miseria” allá por la década de 70, sí se trató del primer intento integral de evaluar y clasificar más de cien países, con actualizaciones periódicas y con el apoyo de una organización internacional.

Hoy en día, en la era de Twitter y la Wikipedia, la información está literalmente al alcance de cualquiera. No se necesita una organización internacional para saber cuál es la esperanza de vida de un país, y mucho menos para sumarla a los ingresos y la educación, y dividir el resultado entre tres. Asimismo, cada vez hay más índices, desde el Índice de Felicidad Planetaria hasta el Índice de Brecha de Género, que reflejan todo tipo de circunstancias. Con tantos índices, se podría pensar que un índice de desarrollo integral está demodé

¿Necesitamos realmente un índice de desarrollo? Depende de su finalidad. Uno de los principales puntos fuertes de un índice como el HDI es que nos permite comparar a los países de forma sucinta y significativa. Por ejemplo, Costa Rica tiene la mitad de renta per cápita que Arabia Saudí, pero se encuentra seis puestos por delante en la clasificación del HDI. Por su parte, Túnez ha tenido escasamente un tercio del ritmo de crecimiento que China, pero en términos de HDI ambos países han mejorado en la misma proporción. El HDI nos permite expresar el mensaje con un rotundidad mucho mayor que si atendiéramos a varios indicadores a la vez.

No obstante, el HDI es mucho más que eso. Es necesario poder medir el desarrollo para contestar a algunas preguntas básicas como: ¿cuáles son los países más desarrollados del mundo?, ¿se está desarrollando mi país?, ¿a qué ritmo lo hace?, ¿en qué medida avanza en comparación a otros?, ¿conseguirá algún día llegar al nivel de los países desarrollados? Este tipo de preguntas sólo pueden encontrar una respuesta significativa si comparamos a los países utilizando la misma medida. La verdadera cuestión a la que nos enfrentamos es si esta escala se obtiene a partir de una medición compuesta como el HDI, que incluya varias dimensiones del desarrollo, o si se obtiene a través de una medición específica que se centre sólo en una de éstas, por ejemplo, en el PIB.

Es decir, el HDI no puede medir todo aquello que valora una sociedad. Algunas dimensiones, como la sostenibilidad a largo plazo, son conceptualmente tan diferentes del nivel de desarrollo que intentar incluirlas en el índice, probablemente, no haría más que dificultar su interpretación. Es más, lo ideal sería que los cambios en las dimensiones obtenidas a través de una medición, como el HDI, estuvieran precedidos por amplios debates públicos sobre qué se debería incluir y qué no. 

El IDH2010, que se publicará este otoño, intentará promover el debate y aportar información. En el informe seguiremos incluyendo el HDI, aunque eso sí, renovado para que tenga en cuenta los nuevos datos disponibles y para dar respuesta a algunas de las críticas recibidas. No obstante, a partir de ahora, estará acompañado de un nuevo conjunto de indicadores de desarrollo humano que nos permitirá opinar con más argumentos sobre lo que ocurre en las distintas sociedades. 

Al igual que lo ha hecho desde 1990, el IDH continuará siendo un elemento fundamental dentro del extenso conjunto de datos y análisis que conforman el IDH, ya que responde a la necesidad de evaluar nuestro progreso a la hora de posibilitar que las personas disfruten de vidas que tengan motivo para valorar. Una necesidad que existirá mientras en el mundo siga habiendo enormes desigualdades de desarrollo humano.