injusticia para un doble asesino homófobo confeso

"El asesino confeso de mi hijo va a quedar en libertad el 14 de julio si los jueces no hacen algo ya". Es el lamento de una madre desesperada, como se definió a sí misma Marta Pérez Treviño en su reciente visita a Barcelona. En su calendario está marcada a sangre y fuego esa fecha, un día después de que se cumplan cuatro años desde que Jacobo Piñeiro Rial mató a su hijo, Isaac Pérez Treviño, y a la pareja de este, Julio Anderson Luciano, el 13 de julio del 2006 en Vigo. Sin embargo, el jurado popular absolvió a Piñeiro de los asesinatos y lo condenó sólo por el incendio con el que trató de destruir las pruebas. Posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia ordenó la repetición del juicio, pero todavía no hay fecha para la nueva vista. Según fuentes de este tribunal, el acusado recurrió ante el Tribunal Supremo, que todavía no se ha pronunciado.


Jacobo Piñeiro Rial

Marta Pérez sostiene que en el calvario judicial que ha vivido en los últimos años ha pesado la "homofobia y el racismo", ya que las dos víctimas eran homosexuales y uno de ellos, un brasileño mulato. Precisamente, con motivo del reciente día internacional contra la homofobia, Marta Pérez recibió el apoyo del Grup d´Amics Gais, Lesbianes, Transexuals i Bisexuals, cuyo presidente, José Benito Eres, calificó la absolución de Piñeiro de "injusta y escandalosa". El veredicto del jurado, de febrero del 2009, ya motivó protestas a través de Facebook y movilizaciones en Vigo, Barcelona, Vitoria, Madrid y Nueva York.



"Absurda, ilógica y arbitraria en varios aspectos". Así calificó el Tribunal Superior de Justicia de Galicia la sentencia impuesta por la sección viguesa de la Audiencia Provincial de Pontevedra en un juicio con jurado. Este consideró que Jacobo Piñeiro actuó en legítima defensa, fruto de un miedo insuperable a ser violado, a pesar de estar probado que asestó 55 puñaladas a sus dos víctimas. Jacobo, que vivía en Cangas, en la otra orilla de la ría viguesa, había conocido a Isaac en el pub de Vigo en el que este trabajaba de camarero. Fueron al piso que Isaac compartía con Julio y durante la madrugada Jacobo los mató a puñaladas. En el juicio lo reconoció, pero alegó que lo hizo en legítima defensa. A pesar del criterio en contra del fiscal, el jurado asumió esa tesis y lo absolvió de los asesinatos, por los que se pedían 40 años de cárcel, aunque lo condenó a 20 años por el incendio de la vivienda.

"Pero ahora sigue en prisión preventiva, ya que la sentencia quedó anulada, y se va a agotar el plazo máximo de cuatro años", dice Marta Pérez, quien explica que después del asesinato de su hijo intentó quitarse la vida. La semana pasada esta madre desesperada inició una huelga de hambre en los juzgados de Vigo. Sin embargo, abandonó su protesta, porque los médicos le advirtieron que su vida corría peligro. Según los cálculos de Marta Pérez y su abogado, el Supremo tendría que fallar inmediatamente, a principios de esta misma semana, para que diese tiempo a organizar y celebrar la nueva vista antes de que el asesino confeso salga en libertad. Sin embargo, de acuerdo con las previsiones sobre cuándo puede fallar el Supremo, parece muy improbable que sea antes de que el acusado cumpla los cuatro años de prisión provisional y sea excarcelado.

24-V-10, A. Lugilde, lavanguardia