la miseria en Haití y ´sus´ 11.000 ONGs

"Ineficiente e insuficiente". Así definió Ariane Arpa, directora de Intermón Oxfam, la gestión de la ayuda recibida por las ONG tras el terremoto de Haití del pasado mes de enero. "La suma aportada por donantes a las ONG en España durante los cien días después del desastre ascendió a 106 millones de euros; España fue el país de Europa que más recaudó", según Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de Esade. Pero esta solidaridad en tiempos de crisis no se tradujo en una rápida y eficaz acción sobre el terreno a causa de la dificultad para acceder a los damnificados por las destrucción de las infracestructuras, la aparición de "grupos mafiosos" y la debilidad de un gobierno que no cumple con sus obligaciones ni controla toda el territorio.

Arpa; Carreras; el diretor general de Médicos sin Fronteras (MSF), Aitor Zabalgogeazkoa, y el director del "30 minuts" de TV3, Eduard Sanjuán, reflexionaron el miércoles en CaixaFòrum sobre la respuesta de las ONG a la emergencia de Haití. Las redes sociales han activado y agilizado las donaciones: MSF ha ingresado diez millones de euros y Intermón siete, en España. "Pero las necesidades son tantas que cualquier cantidad es insuficiente", comenta Arpa.

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Cuando los equipos de emergencia llegan a Haití se encuentran sin interlocutores válidos y con un gobierno desbordado. "Los primeros días aparecen unos comités que se erigen como representantes de la gente que se ha quedado sin casa (1,2 millones de personas) pero que en realidad son "mafiosillos" que quieren sacar tajada de la ayuda; se ha tardado dos meses en resolver la situación", apunta Arpa. Faltan interlocutores pero aflora un elevado número de actores con dificultades para ponerse de acuerdo: "En Haití hay 11.000 ONG registradas, y eso provoca que se dupliquen esfuerzos. Hay algunas que han querido actuar en la emergencia y no saben, han llegado grupos de voluntarios que más que ayudar han incordiado. Que haya muchas ONG no ayuda", opina Carreras.

Esto, sumado a la falta de coordinación y planificación por parte de la ONU, a causa de la pérdida de efectivos humanos durante el terremoto pero también por las tensiones internas, provocó que la gestión de la ayuda no fuera eficiente, al menos durante las primeras semanas.

"Ahora lo que más nos preocupa es poder definir dónde se construyen los asentamientos antes de la llegada de las lluvias y los huracanes, en verano; la gente sigue instalada en tiendas provisionales", advierte Aitor Zabalgogeazkoa. "El gran reto del futuro es decidir dónde se quedará la gente, ahora nadie lo sabe. Es responsabilidad del Gobierno identificar terrenos y poner en marcha un plan de expropiación para ubicar a los que se han quedado sin casa en asentamientos dignos con agua potable y los servicios básicos", añade Arpa. Ahora la población está dispersa, la gente se ha instalado de manera espontánea en plazas, parques y edificios públicos. "El balance es frustrante, tenemos la sensación de que sólo hemos puesto parches" , destaca Arpa.

28-V-10, R.M. Bosch, lavanguardia