´Cómo incentivan a cada selección´, Quim Monzó

Una de las grandes esperanzas para los que desean ver mañana a España fuera del Mundial es Larissa Riquelme, una modelo paraguaya que ha sabido saltar a la fama mundial aprovechándose de este campeonato. Riquelme es una modelo guapa, con un cuerpo admirable, pero hasta ahora esas cualidades no le habían permitido ser conocida - conocida de verdad-fuera de Sudamérica. En Europa, algún reportaje en alguna revista española y poca cosa más. Pero este verano ha sabido aprovechar la testosterona que hierve en la prensa deportiva. Situada ante la pantalla gigante que - en el centro de Asunción, en la plaza de la Democracia-retransmite en directo los partidos de su selección, Riquelme ha lucido en todo momento un top exiguo, con los colores de la bandera paraguaya. Cerca de las cámaras, en cada partido ha gritado, ha chillado y ha mostrado su pasión por Paraguay. Por si los fotógrafos o los espectadores no estuviesen por la tarea, Riquelme guarda su móvil entre los pechos, de forma que ese detalle hace que la vista corra aún más hacia su escote abismal. Henchida de nacionalismo, la prensa celtibérica no para de recordarnos que, para el mundo, la bomba sexy de este Mundial es Sara Carbonero y -aunque no seré yo quien regatee ningún mérito a esa presentadora impresionante-, sí puntualizaré que, más allá del españolismo que estos días lo asuela todo, la verdad es que las bombas sexis del campeonato son, como mínimo, dos: Carbonero y Riquelme, y que es precisamente a esta última a quien se la conoce como "la novia del Mundial".

El caso es que Riquelme ha prometido que, si mañana su país gana a España, se desnudará en esa misma plaza desde donde contempla los partidos: "De esa manera le voy a demostrar así mi cariño para todo el pueblo paraguayo", ha explicado. Encantada con la noticia, la prensa de Asunción interroga a los españoles residentes en el país: "Ahora que conoce de esta promesa, ¿usted a quién alentará este sábado: Paraguay o España?". En los diarios deportivos hay periodistas que aseguran que, para los jugadores paraguayos, será un incentivo fenomenal. Y me lo creo. El cerebro humano es intrincado y tengo para mí que, en general, el de los futbolistas aún lo es más. Pero, entonces, si la promesa de un desnudo sirve de incentivo lúbrico a los futbolistas y es capaz de aumentar su efectividad, ¿cómo habría que entender entonces la que hizo el entrenador argentino hace dos semanas? Durante una entrevista en una radio bonaerense, cuando le preguntaron qué pensaba hacer si Argentina ganaba, Maradona respondió: "¿Qué hago si ganamos el Mundial? ¡Me pongo en bolas y salgo a recorrer el Obelisco!". Salta a la vista que no hay dos selecciones iguales y que los psicólogos de cada una saben mejor que nadie qué estímulo se ajusta más a las necesidades específicas de sus jugadores.

2-VII-10, Quim Monzó, lavanguardia