´El problema 2022´, Gerard Costa Guix

Una conversación de bar: un tipo cabreado con su colega, prejubilado a los 52 por una multinacional, le llama cada miércoles recordándoselo desde un bar cualquiera de Catalunya, disfrutando de la vida. Porque hubo una generación que trabajó, se prejubilaba y disfrutaba de su ocio posterior con el Imserso o desayunando en el Pinocho. Mañana, nos espera la jubilación imposible.

La OMS prevé que, en el año 2050, el 21% de la población mundial sea mayor de 60 años, insoportable para la tesorería pública y para poder pagar el sistema de pensiones. Es el llamado tsunami poblacional, que a España nos llegará, aproximadamente, en el 2022. Los adultos contribuyentes actuales, con el mayor PIB y gasto nunca vistos, sueñan ya con una jubilación de golf y viajar a la Antártida, no con ir a jugar a la petanca. Para ello, necesitarán dinero público o ahorro privado. Hoy el déficit público ya es insostenible, como para mantener a muchos más jubilados que quieren vivir mucho mejor, a costa de menos y su solidaridad intergeneracional. España pasará de 4 personas activas por jubilado a 1,7, con lo que ya puede ir impidiendo que vuelvan a Ecuador con la crisis, e intente que no le toque un solidario mileurista, becario a los 30 años, con contrato basura temporal, o difícilmente votará para mantenerle el renting del BMW.

El segundo problema, investigado por la Fundación Edad & Vida y Esade, viene de que sólo el 18% de los adultos está ahora analizando sus necesidades económicas para mantener su nivel de vida en la jubilación. El resto acaba convenciéndose de que nada cambiará y el Estado proveerá, tal como hace ahora.

Las soluciones barajadas, como para no vivirlas de jubilado. El Estado y las aseguradoras ya analizan cómo usar nuestro patrimonio inmobiliario para financiar los ingentes servicios sociales que gestionar... Visualice su piso realquilado por la administración a dos universitarios coreanos, aunque sólo la habitación de la niña y uno de los baños. O llore por las incapacitaciones solicitadas por los herederos cuando los abuelos inicien una hipoteca inversa por 23 años que liquidará la herencia antes de catarla. Porque, en definitiva, más que un mundo de sesentones trabajando joviales mientras disfrutan de su puesto a medio tiempo, tendremos un problema económico hoy ni tan sólo abordado, junto con un problema social nunca visto.

11-VII-10, Gerard Costa Guix, profesor de Marketing de la URL y socio de Consultclinic, lavanguardia