la paranoia nacional(ista) aísla España de la ´comunidad internacional´

Washington, principal valedor de la independencia de Kosovo, animó ayer al mundo a alinearse con la opinión del Tribunal Internacional de Justicia y reconocer Kosovo como estado independiente y soberano. "Llamamos a todos los estados a dejar atrás la cuestión del estatus (legal) de Kosovo y trabajar en apoyo de la paz y la estabilidad en los Balcanes", afirmó la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pidiendo a todos los países que no han reconocido la independencia que lo hagan ahora. Serbia y Kosovo, añadió, "deben dejar de lado sus diferencias y trabajar juntos para resolver los problemas prácticos".

Horas antes, el vicepresidente Joe Biden singularizó en Europa el llamamiento al reconocimiento. En la UE, el principal país que no ha dado el paso es España. La declaración de independencia kosovar fue considerada hace dos años por el Gobierno como "un acto unilateral ilegal" que abriría "la caja de Pandora en los Balcanes", en palabras del ministro de Exteriores, MiguelÁngelMoratinos. La postura de España sólo es compartida por Chipre, Grecia, Eslovaquia y Rumanía, que temen que Kosovo siente precedente. Moratinos se mostró ayer cauto: el fallo judicial, que respeta, abre "una nueva etapa", admitió.



La falta de acuerdo sobre la legalidad de la independencia kosovar ha impedido que la UE tenga una postura clara con Kosovo, donde es responsable de una misión civil dotada de 1.600 personas para poner en pie una administración y un estado de derecho. Con todo, la opinión judicial emitida ayer por el tribunal de la ONU"abre una nueva fase, ahora hay que centrarse en el futuro", celebró la alta representante de Exteriores, Catherine Ashton, en nombre de los Veintisiete.

Tanto el futuro de Serbia como el de Kosovo, resaltó Ashton, "está en la Unión Europea", un club donde "las buenas relaciones entre vecinos, la cooperación regional y el diálogo" son fundamentales. Al igual que EE.UU., la UE se ofreció para mediar en el diálogo entre Belgrado y Pristina para arreglar asuntos pendientes. Jerzy Buzek, presidente del Parlamento Europeo, animó a las partes a ver el dictamen como "un instrumento para la reconciliación en lugar de como una excusa para prolongar la disputa diplomática".

La opinión judicial no es vinculante y no tendrá efectos prácticos inmediatos, aunque sí políticos y diplomáticos. Kosovo, por ejemplo, llegará reforzada a un hipotético diálogo con Belgrado sobre su relación bilateral y la situación particular de la ciudad dividida de Mitrovica.

Rusia, aliado incondicional de Serbia contra la secesión kosovar, anunció que el dictamen no le hará variar su postura. El Ministerio de Exteriores destacó en un comunicado que el tribunal sólo se ha pronunciado sobre la declaración en sí, no sobre sus consecuencias ni sobre si Kosovo es un estado o si su reconocimiento por otros países es legítimo. Moscú, sin embargo, sí ha reconocido la autoproclamada independencia de Osetia del Sur y Abjasia respecto a Georgia tras la guerra del 2008, medio año después de que Kosovo se declarara 50 º estado de Europa. El vicepresidente del comité de Exteriores de la Duma, Leonid Kalaschnikov, dijo ayer que el dictamen es "puramente político" y no legaliza la situación de Kosovo.

La opinión del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU sobre la legalidad de la autoproclamada independencia de Kosovo ocupa apenas 45 páginas, para concluir que "la adopción de la declaración de independencia del 17 de febrero del 2008 no violó el derecho internacional general, la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ni el marco constitucional". Tal acto, en consecuencia, "no violó ninguna ley aplicable del derecho internacional". De los catorce jueces que forman el tribunal, creado en 1946, diez votaron a favor (entre ellos su presidente, el japonés Hishashi Owada) y cuatro en contra (el vicepresidente Peter Tomka, eslovaco; Abdul Koroma, de Sierra Leona; el marroquí Mohamed Bennouna y el ruso Leonid Skotnikov). El decimoquinto miembro del tribunal, el juez chino Xue Hanquin, optó por abstenerse al haberse incorporado hace tan sólo unos meses.

La Asamblea de Kosovo "no violó el derecho internacional general" al declararse unilateralmente independiente de Serbia el 17 de febrero del 2008.

Con tan cristalina conclusión el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas liquidó ayer dos años de acaloradas deliberaciones sobre la legalidad de la secesión kosovar. La opinión, no vinculante pero muy esperada por unos y temida por otros, puede desencadenar movimientos similares en otros territorios con aspiraciones soberanistas.

La consulta al más alto órgano judicial de la ONU, con sede en La Haya, fue presentada por el Gobierno serbio, con el apoyo de la Asamblea General. "¿Es la declaración de independencia de las autoridades temporales de autogobierno de Kosovo conforme al derecho internacional?", planteó Belgrado, errando en su previsión de que los jueces concluirían que tal acto fue ilegal. Estos sólo necesitaron 80 minutos, y no los 180 programados, para argumentar lo contrario en una sentencia más directa de lo habitual para este tribunal.

El tribunal considera que no debe pronunciarse sobre el derecho en sí a la secesión ni siquiera como "remedio" y concluye que el derecho internacional "no contiene ninguna prohibición aplicable" a la declaración de independencia. El Parlamento kosovar - que considera que estaba autorizado a "adoptar legislación con fuerza legal"-no violó por tanto ninguna norma, declaró su presidente, el juez japonés Hisashi Owada. La declaración de independencia, añadió, tampoco contravino "el marco constitucional vigente ni la resolución 1244 de la ONU". Este acuerdo selló en 1999 el fin de la guerra y puso bajo tutela internacional un territorio que fue víctima de una limpieza étnica dirigida por Belgrado y que se cobró la vida de unos 13.000 albanokosovares.

La opinión judicial fue recibida con júbilo en Pristina, la capital kosovar: "Es un día bendito para la República de Kosovo y todos sus ciudadanos", celebró el presidente, Fatmir Sejdiu. Su homólogo serbio, Boris Tadic, advirtió que "nunca" reconocerá la in dependencia unilateral de Kosovo aunque la resolución, admitió, "es difícil para Serbia, y eso hay que decirlo abiertamente".

Kosovo ha sido reconocido como Estado independiente por 69 países de los 192 de la ONU. La lista, menos amplia de lo esperado, probablemente se ampliará tras el dictamen. Entre los más poderosos defensores de la independencia kosovar están Estados Unidos, Alemania y Francia, y vecinos como Albania y Croacia.

Hace dos años, España se quedó casi sola en la Unión Europea con su negativa a reconocerlo como Estado independiente y prefirió alinearse con Serbia, Rusia y China en su rechazo a la legalidad de la declaración. El temor a que el caso de Kosovo siente un precedente para otros pueblos con aspiraciones secesionistas en su propio territorio explica la oposición de estos países.

Horas antes de emitirse el dictamen, el ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremic, presente en La Haya, vaticinó que si el tribunal apoyaba la secesión "ninguna frontera en el mundo será ya segura". En la vista oral del juicio, el representante legal de Belgrado argumentó que la declaración unilateral de independencia contraviene el orden legal internacional basado en la soberanía y la integridad territorial de los estados. También, que fue hecha por un gobierno provisional en Kosovo en violación de la resolución 1244 de la ONU. Serbia considera el territorio de Kosovo la cuna de su religión e identidad nacional desde el siglo XIV.

España, representada por la jurista Concepción Escobar en la vista oral celebrada en diciembre, defendió que la independencia de Kosovo era del todo contraria a la legalidad internacional y rechazó que la secesión del territorio sea aceptable "como remedio", ni siquiera por la historia de tensiones étnicas en el territorio.

EE.UU. se presentó en el juicio como "una nación nacida de una declaración de independencia hace más de dos siglos" y advirtió que, tratando de anular la independencia de Kosovo, Serbia intenta "dar marcha atrás en el tiempo" y revocar una decisión que ha permitido devolver la paz a la región. Washington sostuvo que el derecho internacional no era aplicable en este caso y pedía al tribunal que se abstuviera o respondiera con un sí claro a la legalidad de la independencia.

23-VII-10, B. Navarro, lavanguardia