entrevista a Shlomo Ben Ami, ex Ministro de AA.EE. de Israel

"Los palestinos deberían declarar un Estado de forma unilateral"

Hace hoy diez años, en la segunda conferencia de paz de Camp David, el ex ministro de Asuntos Exteriores israelí y número dos laborista fue uno de los grandes protagonistas. Según él, el proceso empezó en abril del 2000, con un viaje suyo a Suecia en el que mantuvo contactos con los líderes palestinos, y culminó en Taba, Egipto, en enero del 2001. Actualmente Shlomo Ben Ami, ex catedrático de Historia y ex embajador de Israel en España, es vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz, donde desarrolla una diplomacia paralela para la resolución de conflictos internacionales, en Oriente Medio, América Latina o el norte de África.

"Lo que ocurrió allí -recuerda de la cumbre de Camp David entre Bill Clinton, Yasir Arafat y el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak- es que por primera vez en la historia se quebraron los grandes tabúes del conflicto. Las fronteras del 1967, los refugiados palestinos, los colonos judíos, y ante todo, el futuro de Jerusalén. Hasta entonces, se daban solamente pequeños pasos, por temor a tocar los centros neurálgicos del conflicto. Fue la primera vez que ambas sociedades, la israelí y la palestina, se enfrentaron al precio de un acuerdo. Tanto es así, que en Israel, el debate sobre la segunda partición de Palestina se lleva a cabo en la derecha. Hijos de padres fundadores de la derecha israelí son los que hablan ahora de crear dos estados y de las fronteras de 1967. Tzipi Livni, Ehud Olmert, Beniamin Netanyahu. La izquierda perdió la batalla política, pero ganó la batalla ideológica. La derecha ha asumido el precio. Fuimos profetas sin honor que no lograron cumplir su profecía, pero cuyo mensaje ha calado".

"Antes de Camp David se hablaba de tierra a cambio de paz.Los israelíes nunca pensaron que se trataba de toda la tierra, y los árabes nunca imaginaron que se hablaba de toda la paz", afirma.

¿Pero qué falló entonces?

Ante todo, los problemas políticos internos de todas las partes. Es una razón que sigue vigente. Por un lado, la debilidad del sistema político israelí, que se derrite cuando debe asumir decisiones históricas. Si Netanyahu lo hiciera hoy, se quedaría sin coalición. En Camp David, nos quedamos sin ministro de Asuntos Exteriores, David Levi, al que yo reemplacé, y luego sin dos partidos. En las negociaciones de Taba, seis meses más tarde, ya sólo éramos Barak y yo. El problema es el sistema de coaliciones entre elementos dispares. Por eso titulé mi libro Frentes sin retaguardia.Pero no fuimos los únicos. También el liderazgo palestino estaba muy fragmentado y con un déficit serio de legitimidad. En cuanto a la Administración de EE.UU., sus titubeos oscilan entre lanzarse al proceso y frenarse en el momento decisivo, cuando entienden que están pagando un precio político. Obama lanzó las campanas al vuelo cuando llegó a la Casa Blanca con sus discursos en Turquía y Egipto, y luego descubrió los límites del mundo árabe. La propuesta de paz de la Liga Árabeno es activamente promovida. Hay crisis de sucesión en Arabia Saudí y en Egipto. Y, en el proceso de declive árabe, emergen estados no árabes como Turquía e Irán, aliados de Hizbulah y de Hamas. Durante los últimos cuatro años, Egipto no ha logrado resolver la cuestión del secuestro del soldado israelí en Gaza ni de lograr la reconciliación entre Al Fatah y Hamas. La capacidad árabe ha disminuido, y por eso se ha debilitado el compromiso norteamericano. En el mundo árabe se manipula de tal manera el tema palestino que sus líderes se han convertido en rehenes de los palestinos. No pueden presionarles para que asuman posturas más realistas, si lo hacen son castigados políticamente. Por otra parte, si EE.UU. no está en la labor de presionar a Israel como ocurre ahora, ¿por qué van los árabes a presionar a los palestinos?

¿Cuáles fueron los errores de la parte israelí en Camp David?

El principal error está relacionado con Jerusalén. Creo que Barak tardó mucho en asumir lo que era inevitable. En nuestra primera reunión de la delegación israelí en Camp David, dije: "Esta será la cumbre de Jerusalén. Arafat estará dispuesto a ceder en el tema de los refugiados si nosotros cedemos en Jerusalén". En eso se equivocó Barak. La cumbre se basaba en dos temas: los de inmobiliaria (frontera, seguridad), más fáciles de resolver, y los problemas históricos y míticos, mucho más difíciles, como Jerusalén y los refugiados.

¿Y el error palestino?

Si yo fuera palestino, no hubiera aceptado lo que se propuso en Camp David, un 92% de Cisjordania. En cambio, sí hubiese aceptado lo que Israel propuso medio año más tarde, en Taba: cerca del 98% del territorio, y mucho más. En Camp David los israelíes dieron pasos de gigante con relación a lo anterior, pero no suficientes para llegar un acuerdo. Ahí entiendo a los palestinos. Pero no les entiendo cuando rechazaron los parámetros de Clinton en Taba. Buscaban algo perfecto y lo rechazaron de plano. El argumento de Arafat era que Barak perdería las elecciones y Clinton ya no estaría. Yo digo a los palestinos: un acuerdo se logrará siempre en el último momento, y el líder israelí que lo haga caerá sobre su espada y será la última cosa que haga. Su generación no le aplaudirá, pero quizás la próxima lo haga. Fíjense en lo que pasó desde que se empezó el proceso de paz en Madrid, en 1991. Shamir fue derrotado. Rabin, asesinado. Peres perdió. Netanyahu, tras tres años sin moverse, firma el acuerdo de Wye Plantation con Arafat y es derrotado. Barak quiere resolver todo de golpe y pierde en las urnas. Sharon, el más astuto, entiende que negociar con los palestinos supone su fin, y se inventa una retirada unilateral de Gaza. Entiende que los israelíes no quieren mantener los territorios ocupados, pero tampoco un interlocutor indeciso. Olmert es elegido con un plan unilateral para Cisjordania, pero decide negociar con los palestinos y cae.

¿Puede Netanyahu negociar a partir de Camp David y Taba?

Puede llegar a pasar algo, pero si el gobierno laborista no llegó y Olmert tampoco, ya me dirá dónde puede llegar Netanyahu con esta coalición. Entiendo a los palestinos cuando dicen que está mareando la perdiz. Entiendo que pidan garantías antes de entrar en una negociación. Netanyahu es una promesa incumplida. No le veo con la madera de líder histórico. Ojalá me sorprenda.

A lo mejor, lo necesario es un cambio de paradigma…

Exacto. Que EE.UU. forme una coalición internacional para la paz. Ya lo hicieron para la guerra en Iraq y Afganistán. Tienen que ser capaces de que esa alianza influya en las partes, que no haya válvulas de escape. Es vital un marco de arbitraje internacional. Entre Camp David y Taba, y en los últimos años, hemos convertido el océano en un río. Avanzamos mucho, pero no somos capaces de cruzar el río. El problema son los detalles. En Jerusalén, por ejemplo, ¿hablamos del muro de las Lamentaciones, o de toda la muralla? ¿Hablamos de soberanía judía en el muro y en el corazón del monte del Templo, o algo diferente? ¿Dividiremos la ciudad antigua, o habrá un régimen especial? En todo eso, y en el tema crítico de los refugiados, es necesario un arbitraje. Un 90% de los problemas ya fue resuelto. Los palestinos aceptaron la división de Jerusalén: los barrios judíos, para Israel, y los barrios palestinos, para ellos. La frontera de 1967 fue asumida como línea divisoria. Es necesario un cóctel de presiones y de incentivos por parte de la comunidad internacional, dirigida por Estados Unidos. Y hay algo más que hay que sacar del cajón, y que pocos conocen: el documento Moratinos, elaborado con su presencia en Taba, que actualiza los parámetros de Clinton y debe ser parte del nuevo paquete internacional.

El primer ministro palestino, Salam Fayad, insiste en que dentro de un año Palestina será un Estado independiente…

Es posible. Es la sionización del movimiento nacional palestino. Intenta crear un Estado antes de declararlo. Antes de la declaración de Israel en 1948, el Estado ya existía: fuerzas armadas, parlamento, partidos políticos, sindicatos, kibutz y moshavim. Si Fayad declara el Estado palestino, lo que la comunidad internacional podría hacer para apoyarle y para que Israel lo tome en serio es llevar al Consejo de Seguridad una propuesta sobre los parámetros del Estado. La clave es que EE.UU. acepte ese plan, que podría reemplazar la única resolución de la ONU aún vigente, la 242. Solana dijo una vez que la nueva resolución debería hablar de fronteras, de asentamientos y de Jerusalén, convirtiéndose en la nueva interpretación internacional reconocida. Si logran convencer a EE.UU. de que acepte esa resolución unilateral palestina, se creará un nuevo marco para el inacabable proceso de paz.

O sea, usted recomienda a Fayad declarar el Estado de forma unilateral.

Así es. Podría ser un revulsivo. Lo de la ONU sería la mejor manera de deslegitimar cualquier reacción unilateral israelí. Porque, como respuesta, Israel podría anexionar de forma unilateral los bloques de asentamientos.

Su predecesor, Abba Eban, decía que los palestinos nunca han perdido una oportunidad de perder una oportunidad…

Los palestinos acaban de perder otra oportunidad. El propio Obama reconoció su equivocación en su primer año de mandato, cuando se centró en los asentamientos y elevó las expectativas palestinas a cien. Ahora Obama está en otra onda. Preocupado con la reelección, con Irán y Turquía. El problema iraní y turco debilita el tema palestino. Preocupa más a EE.UU. Cuanto más insoluble es la cuestión palestina, más se mueve la atención mundial hacia otras direcciones. El error histórico palestino es confundir la sensibilidad de la opinión pública internacional hacia ellos con la de la comunidad política.

El centro y la izquierda israelí piden un acuerdo de paz, porque si no Israel se convertirá en un Estado binacional con mayoría demográfica palestina.

Lo más probable es una nueva retirada israelí en Cisjordania hacia las fronteras del muro y de la verja de seguridad. Eso deja del otro lado un 92% de Cisjordania. Será posible si funciona el nuevo sistema antimisiles y anticohetes Kipat Barzel, próximamente operativo. Históricamente, cada vez que el sionismo tuvo que elegir entre más territorio con más árabes y menos territorio con menos árabes, optó por la segunda opción. Creo que Israel evacuará cien asentamientos más allá del muro, unas 70.000 personas.

Para acabar, la pregunta del millón: ¿atacará Israel las instalaciones nucleares de Irán, como hizo con Iraq en 1981?

Pues sí, la pregunta del millón. Veo una postura norteamericana mucho mas asertiva hacia Irán, lo que disminuye una posible reacción militar israelí.

25-VII-10, H. Cymerman, lavanguardia