no hay mal (el berlusconismo) que por bien (a Benicāssim) no venga...

La localidad castellonense de Benicàssim está íntimamente ligada al mapa festivalero musical gracias a albergar el FIB desde hace un montón de veranos. A partir de unos días también deberá ser recordada por albergar el festival de música reggae más importante de Europa, que ha tenido que huir de la Italia berlusconiana a consecuencia de la presión política, legal y mediática a que se ha visto sometido los últimos años.

Lo alarmante es que después de dieciséis ediciones de balance exitoso -de público, de crítica, de beneficios- el festival haya tenido que emigrar a otras latitudes geográficas por razones extramusicales, que podrían resumirse en un insistente acoso por parte de las autoridades italianas (locales, regionales y estatales) para hacer desaparecer una manifestación artístico-cultural incómoda para la actual Administración de centroderecha. Todo un precedente para el futuro de aquellas manifestaciones culturales -de momento sólo en Italia- que apuestan por la multiculturalidad, la tolerancia y la solidaridad, como es el caso del Sunsplash Festival.



Tal como explica el máximo responsable del Sunsplash, que se celebraba en la pequeña localidad de Ossopo, y de la asociación cultural Rototom que le respalda, Filippo Giunta, "hemos estado estos dos últimos años sufriendo la intolerancia de la Liga Norte -partido gobernante en la región de Friuli Venezia Giulia, donde tenía lugar el Sunsplash- contra la filosofía del festival. Eso se concretó en dos medidas de enorme presión: la Administración regional nos retiró la subvención de 100.000 euros que nos concedían desde hace años, y en la pasada edición la policía se dedicó a pedir la identificación reiteradamente a todos los asistentes extranjeros, especialmente a los negros. Entraban en sus tiendas de campaña por la noche y en un centenar de casos expulsaron del recinto  sin poder pisar siquiera la localidad en 5 años- a aquellas personas que tenían alguna causa judicial pendiente, por nimia que fuera, algo que sólo se suele hacer en casos muy graves".

La primera de las medidas no surtió efecto, ya que Rototom es un colectivo autogestionario que carece de patrocinios y que se alimenta sólo de las entradas de público (aun así es rentable: el presupuesto de este año asciende a 2,5 millones de euros), pero la segunda se sumó a un hecho de capital importancia. "En el 2005 se aprueba la llamada ley Fini-Giovanardi; uno de sus artículos se aplicó el pasado año contra mí como responsable del festival con argumentos como el de ´promover el consumo de la marihuana´. En concreto -prosigue Giunta, al que le podría caer una pena de entre 3 y 10 años- me han abierto una causa criminal porque en el Sunsplash ´había personas que, en el contexto del evento musical yde las sugestiones culturales inherentes, se dedicaban al uso de drogas, especialmente del tipo hachís y marihuana´". A esto se sumó, en fin, la campaña de prensa que hace dos años partidos como la ultraderechista Alianza Nacional, integrada posteriormente en la mayoría berlusconiana, lanzaron con el lema "el festival de las drogas y los comunistas" o "la cultura de los comunistas".

Dado que la investigación no se iba a cerrar hasta este septiembre, el festival decidió cambiar de país, y optó por España -se ofrecieron también promotores de Austria, Grecia o Eslovenia- por "su clima de libertades" y porque es un puente ideal con Sudamérica, donde se vive un boom del reggae. La importancia de la convocatoria es indudable: desde el próximo día 21 y hasta el 28, Sunsplash espera acoger a 150.000 personas bajo el reclamo de amplia y variada oferta cultural y conciertos de, por ejemplo, Khaled, Morcheeba, Alpha Blondy, Sargento García, Pablo Moses o Aswad. En Benicàssim.

11-VIII-10, E. Linés, lavanguardia